Científicos colombianos y extranjeros —uno de los cuales participó en la misión que detectó el Titanic— estudiaron los vientos y mareas de hace 307 años, y revisaron los Archivos de Indias y los Archivos Navales del Caribe en busca de pistas.
Hasta cinco naufragios fueron encontrados al rastrear suelo marino con alta tecnología. Pero la prueba definitiva de que estaban ante el mítico galeón fueron los cañones de bronce con figuras de delfines que tenía el San José y que fueron hallados en el fondo del mar, frente a las turísticas Islas Corales del Rosario, un pequeño archipiélago de Cartagena.
Según Ernesto Montenegro, director del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), “la cantidad y el tipo de materiales no dejan ninguna duda de la identidad” de la embarcación, que reposa entre peces, recostada sobre uno de sus lados.
La Nave Capitana Galeón San José fue derribada por un cañonazo inglés durante la batalla de Barú, en 1708, de acuerdo con las crónicas de la época.
La embarcación había sido buscada durante décadas por cazatesoros, obsesión que motivó incluso un litigio multimillonario con la empresa estadounidense Sea Search Armada (SSA), que demandó al Estado colombiano por un supuesto incumplimiento de contrato en la búsqueda de los restos.
Sus pretensiones fueron desestimadas en octubre de 2011 por una corte de Washington que le dio la razón a Colombia: el galeón, si se hallaba, pertenecía a los colombianos.
Las disputas entre estos particulares y el Estado colombiano culminaron gracias a la ley 1675 de 2013, que creó las condiciones para la búsqueda y estableció además que todo patrimonio cultural sumergido es propiedad de la Nación.
“Historias de piratas del Caribe”
Los expertos hablan de hasta mil hundimientos de embarcaciones en costas de Colombia, marcadas a fuego por “historias como las de ‘Piratas del Caribe'”, contó a la AFP el antropólogo Fabián Sanabria, refiriéndose a la saga protagonizada por Johnny Depp.
Pero los que han generado interés por “las tremendas cargas que llevaban son entre seis y diez”, agrega. Uno de ellos, quizás el más buscado, era el San José.
El enigma de su ubicación ha motivado no sólo leyendas populares sino también obras literarias cumbre, como “El amor en los tiempos de cólera”, del nobel colombiano Gabriel García Márquez.
En la novela, Florentino Ariza quería sumergirse en las aguas cartageneras para encontrar y entregarle el tesoro perdido del San José a su querida Fermina Daza.
En el siglo XVIII, el rey Felipe V de España esperaba ansiosamente el galeón, en medio de la Guerra de Sucesión. La fortuna que llevaba debía aportar las riquezas suficientes para la metrópoli en decadencia.
Pero la embarcación sucumbió ante los ataques de piratas ingleses, que asediaban la ciudad amurallada de Cartagena. En el naufragio murieron 600 navegantes y cayó un tesoro arrancado de las entrañas del Nuevo Mundo.
Museo en Cartagena
Su hallazgo “es un hecho sin precedentes para el país. No solamente en materia histórica y patrimonial, sino por todo lo que significaron las batallas, el sufrimiento de Cartagena en aquellas épocas”, dijo a la AFP el alcalde de la ciudad, Dionisio Vélez.
Santos, de su parte, abrió la oportunidad a universidades colombianas y a instituciones internacionales a participar en las investigaciones, y se comprometió a dejar gran parte de lo rescatado en un museo en Cartagena.
“Es una historia que merece ser contada y recordada”, afirmó el mandatario. Sin embargo advirtió que, por el momento, la información sobre el hallazgo “se encuentra sometida a reserva de ley por lo que está en juego”.