Si la Cámara de Diputados convalida la decisión en los próximos días por una mayoría de dos tercios, y luego el Senado la ratifica, Rousseff sería separada de su cargo por un plazo máximo de 180 días en espera de que la Cámara alta dé su fallo definitivo.
El vicepresidente centrista Michel Temer, convertido en su máximo adversario, la reemplazaría en ese caso hasta el fin de su mandato, en el 2018.
El Gobierno y el oficialista Partido de los Trabajadores (PT) daban por descontada la derrota en esta comisión, dominada por la oposición, y ahora esperan evitar que los partidarios de la destitución obtengan en la Cámara baja los 342 votos (de un total de 513) necesarios para dar seguimiento al proceso.
Rousseff, de 68 años, así como su predecesor Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010) y el PT denuncian la destitución como una tentativa de “golpe de Estado”.
Lula participaba en Río de Janeiro en un acto de apoyo a Rousseff junto al cantante y compositor Chico Buarque y varias figuras del mundo cultural y artístico de Brasil.