Desde que apareció en China en diciembre, el virus suma en el mundo más de 832 mil 336 muertos y más de 24 millones y medio de contagios, según un recuento de la AFP realizado a partir de cifras oficiales.
Estados Unidos registra 180.527 muertes y los cinco millones 860 mil 397 casos confirmados, el país más golpeado por este virus, que su presidente Donald Trump, en plena campaña para su reelección, prometió “aplastar” con una vacuna “este año”.
“Derrotaremos el virus, acabaremos con la pandemia y saldremos más fuertes que nunca”, dijo el jueves un combativo Trump, que se jactó de su manejo de la crisis pese a que sólo en las últimas 24 horas su país registró 931 decesos más por el virus, solo por detrás de India (1 mil 57 muertos) y Brasil (984).
Tras una corta tregua en Europa, los rebrotes en las últimas semanas fuerzan a varios países a redoblar las restricciones. Francia reportó el jueves más de 6.000 contagios en 24 horas, un récord.
“La epidemia está volviendo a ganar terreno en todo el país”, advirtió el jueves primer ministro francés, Jean Castex, que declaró obligatorio el uso de la mascarilla en todo París y en sus suburbios.
Su uso ya era obligatorio en el transporte público, los lugares cerrados y las calles más transitadas, so pena de 135 euros (159 dólares) de multa, pero desde este viernes la obligación se extiende a toda la ciudad.
¡Tómenselo en serio!”
“Vamos a llevarla, ¡no nos queda de otra!”, suspira Kader Odh. Otros, estiman la medida “exagerada”. “Llevo un casco, ¿de qué sirve ponerme una mascarilla?”, refunfuña Jean-Jacques Quenneville, mientras se sube a su moto.
A pedido de la alcaldía, los ciclistas y las personas que salen a correr al aire libre están exentas de la mascarilla.
Un total de 21 departamentos franceses se encuentran en “zona roja”, incluyendo los Alpes Marítimos (sudeste), donde se van a realizar las dos primeras etapas del Tour de Francia, que comienza el sábado.
La salida en Niza se realizará “casi a puerta cerrada” y a lo largo del recorrido en la ciudad y su montañoso interior, el uso de máscaras será obligatorio.
Alemania, considerado como un modelo en el control de la pandemia, también redobló las restricciones y aumentó las multas para los infractores.
Aunque la propagación del virus en el país sigue siendo menor que en primavera, Berlín señaló que “el número de infecciones ha vuelto a aumentar”, en particular con la importación de nuevos casos con el regreso de las vacaciones.
“Vamos a tener que vivir con este virus durante mucho tiempo aún (…) La situación sigue siendo grave. Toménselo en serio”, advirtió el viernes la canciller Angela Merkel en una rueda de prensa en la que subrayó que “algunas cosas van a ser más difíciles en los próximos meses”.
El país, que sumó 1 mil 500 nuevos casos en 24 horas, también extenderá hasta el final del año la prohibición de las reuniones al aire libre de más de 50 personas, con una posible exención para los partidos de fútbol.
Difícil regreso al colegio
En España, que registra un fuerte repunte de la pandemia, el gobierno aprobó el jueves, a diez días de que los primeros niños vuelvan a clase, las medidas básicas de protección ante la disparidad de protocolos decididos por las 17 regiones del país.
La mascarilla será obligatoria para los mayores de seis años, se tomará la temperatura cada mañana, los niños deberán lavarse las manos cinco veces al día, las aulas se ventilarán frecuentemente y se deberá tratar de mantener una separación de 1.5 metros entre alumnos.
Pero muchos padres y profesores temen que las medidas sean insuficientes o lleguen demasiado tarde para aplicarse bien.
En los últimos 14 días, el país ha registrado 190 nuevos casos por cada cien mil habitantes, la tasa más alta de la Unión Europea.
Derecho a “la despedida”
En América Latina, la región más castigada del planeta con 269 mil 253 fallecidos y más de 7 millones de contagios, la población está aprendiendo a convivir con el virus.
Bogotá dejó atrás el jueves sus cuarentenas estrictas por zonas y comenzó a aplicar medidas menos restrictivas, orientadas sobre todo a relanzar el decaído comercio en la capital.
Tras más de cinco meses de limitaciones, sobre todo de las actividades no esenciales, miles de personas reabrieron locales o volvieron a las ventas informales.
En Argentina, la municipalidad de Buenos Aires garantizó a sus habitantes el “derecho” a despedirse de los pacientes agonizando por el covid-19, a menudo solos. Un familiar de entre 18 y 60 años podrá acompañar a un paciente en su fase terminal.
“En gran parte del mundo se definió al coronavirus como la enfermedad de la soledad. Son muchos los casos de familiares que sienten que sus seres queridos fallecieron por sentirse solos”, explicó el diputado Facundo Del Gaiso, autor de la iniciativa.