También fallecieron tres israelíes, asesinados a cuchilladas por la noche en su vivienda de la colonia de Neve Tsuf, también conocida como Halamish, al noroeste de Ramala.
El ejército israelí registró en la noche del viernes la casa del palestino que llevó a cabo el ataque.
“Aparentemente el atacante saltó la valla del asentamiento y entró en la vivienda de la familia apuñalando a cuatro de sus miembros” , informó una portavoz del Ejército israelí.
Su hermano fue detenido, se tomaron las medidas de la casa, para su destrucción, y se buscaron armas, indicó una portavoz militar.
Según la vocera, el asaltante, de 19 años y herido de bala durante el ataque, es un simpatizante del movimiento islamista Hamás.
Las tensiones se han exacerbado desde hace una semana, tras el ataque del 14 de julio en el que murieron dos policías israelíes en la ciudad vieja de Jerusalén.
En represalia, Israel -que asegura que los atacantes habían escondido sus armas en la explanada de las Mezquitas-, decidió instalar detectores de metales en la entrada de este complejo, el tercer lugar santo del islam, una medida que desató protestas y manifestaciones de los palestinos.
El viernes por la noche, el presidente palestino, Mahmud Abas, anunció que mientras sigan en vigor estas medidas los contactos con Israel estarán “congelados” .
Cariz religioso
Los enfrentamientos del viernes despertaron el temor a que se intensifique la oleada de violencia que sacude a Israel y los Territorios Palestinos desde octubre de 2015 y que ha costado la vida a 287 palestinos, 47 israelíes, dos estadounidenses, dos jordanos, un eritreo, un sudanés y una británica, según un recuento de la AFP .
Los incidentes disminuyeron considerablemente en los últimos meses pero el cariz religioso de los últimos ataques podría atizar los enfrentamientos, según los analistas.
“Lo que [las fuerzas de seguridad] han conseguido construir difícilmente en el último año puede ser destruido fácilmente en una semana, en particular cuando hay elementos religiosos sobre la mesa” , declaró el corresponsal militar del diario Haaretz Amos Harel.
Para Ofer Zalzberg, analista del gabinete de ideas International Crisis Group, el “error de Netanyahu fue instalar los detectores de metales sin recurrir a un interlocutor musulmán” .
“Es el carácter coercitivo [de la medida] más que la medida de seguridad en sí misma lo que la ha hecho inaceptable para los palestinos” , advirtió.
El sábado, la ciudad vieja de Jerusalén y los alrededores de la explanada de las Mezquitas seguían custodiados por un amplio dispositivo policial aunque a media jornada no se había registrado ningún incidente, constató un periodista de la AFP .
La instalación de los arcos de seguridad azuzó el miedo de los palestinos a que Israel se hiciera con el control exclusivo de la explanada de las Mezquitas, donde se encuentra la Cúpula de la Roca y la mezquita Al Aqsa.
Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha afirmado en varias ocasiones que Israel no tiene la intención de modificar las reglas del actual statu quo en la explanada, que establece que los musulmanes pueden acudir allí a cualquier hora y los judíos entrar sólo en determinadas horas del día pero sin poder rezar.
Israel controla los accesos al sitio, que los judíos llaman Monte del Templo -el lugar más sagrado del judaísmo-, pero es Jordania la que se encarga de su gestión.
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La explanada de las Mezquitas está ubicada en Jerusalén Este, la parte palestina de la ciudad que Israel se anexionó, una decisión no reconocida por la comunidad internacional.
Está construida en el lugar del segundo templo judío destruido por los romanos en el año 70 y cuyo único vestigio, el Muro de las Lamentaciones, está situado justo debajo.