El temor se despierta por el hecho de que grandes extensiones de esa brecha tectónica han estado “dormidas” por “más de un siglo”, por lo que no se ha liberado energía.
Aunque el Servicio Sismológico Nacional ha dicho que no hay forma de predecir los terremotos y resta importancia a supuestas advertencias, la destrucción y devastación que causaron los últimos sismos -algunos relativamente débiles- en territorio mexicano ponen en alerta a expertos y a pobladores a lo largo de las fallas.
“Un siglo es lo suficientemente largo como para hacernos temer que un sismo importante se generará en la región”, dice Raúl Valenzuela, investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México, según consigna el diario Crónica.
Sin embargo, medios como Notimérica, adevierten de que, aunque efectivamente hay brechas que no han liberado energía, las especulaciones de un megasismo han existido siempre en esas localidades sin que en realidad se tengan datos que sustenten ese temor o haya ocurrido algún desastre.
En septiembre último, un fuerte sismo devastó la capital mexicana, causando casi 400 muertos y dejando cuantiosos daños materiales y un millar de edificios en riesgo de colapsar.