El accidente aéreo
La mañana del 1 de mayo una avioneta Cessna 206 de servicio privado de la empresa Avianline Charters’s partió desde un zona selvática conocida como Araracuara con destino a San José del Guaviare (sur), una de las principales ciudades de la Amazonía colombiana.
A bordo iban el piloto, un líder indígena de la comunidad huitoto, la aborigen Magdalena Mucutui Valencia y sus cuatro hijos de 13, 9 y 4 años y un bebé que en ese entonces tenía 11 meses.
Minutos después de empezar el recorrido de unos 350 kilómetros sobre la jungla, el capitán de la aeronave reportó problemas en el motor y la avioneta desapareció de los radares.
Según información oficial, los menores abordaron la aeronave junto a su madre para huir de las amenazas de guerrilleros que se apartaron del pacto de paz firmado por las FARC.
Los rastros y la búsqueda
Entre el 15 y el 16 de mayo, soldados encontraron en el sur del departamento de Caquetá al piloto muerto en la cabina. La avioneta quedó atrapada entre árboles y tenía la parte frontal destruida.
Los otros dos adultos también fallecieron, aunque los uniformados no especificaron dónde estaban sus cuerpos. No había noticias de los niños.
Un perro entrenado encontró un biberón en un punto apartado del lugar del accidente. Más de cien militares se desplegaron en la zona y sospechaban que había por lo menos un sobreviviente.
A la búsqueda se sumaron decenas de indígenas de pueblos cercanos acostumbrados a moverse en la Amazonía, una selva de tormentas eléctricas frecuentes donde viven jaguares, serpientes y otros animales salvajes.
En helicópteros la Fuerza Aérea sobrevolaba la selva emitiendo en parlantes un mensajes de la abuela de los menores en su propia lengua donde les pedía dejar de avanzar.
Entre la espesa vegetación aparecieron zapatos, prendas y frutas recién mordidas.
A unos 2,5 kilómetros del sitio donde cayó el avión, los militares hallaron un campamento abandonado por guerrilleros.
El Falso anuncio
La denominada “Operación Esperanza” siguió el rastro de los niños en un área de unos 323 kilómetros cuadrados, equivalentes a toda la provincia de Buenos Aires.
Tres semanas después del accidente, las tropas hallaron dos pañales y un par de zapatillas, y aseguraron que habían pasado a unos 100 metros de los menores. La búsqueda se redujo a un sector de 20 kilómetros cuadrados de selva.
El 17 de mayo los soldados se toparon con un campamento improvisado con ramas y palos. Un perro encontró unas tijeras y ligas de cabello.
Ese mismo día y horas más tarde, Petro anunció que los hermanos habían sido hallados con vida. Pero el mandatario se retracto al día siguiente y lamentó la falsa información.
El 26 de mayo las fuerzas militares organizaron una celebración simbólica para Cristín, la bebé del grupo, que ese día cumplió un año de vida y casi un mes perdida en la selva.
Wilson, el perro héroe
El 8 de junio, cuándo la búsqueda de los menores había pasado a un segundo plano en medio de una crisis de gobierno provocada por un escándalo de escuchas ilegales, el ejército informó que Wilson, un perro rastreador que participaba en la búsqueda se había extraviado en la selva.
El pastor belga de seis años fue el perro que encontró en medio de la vegetación el biberón de Cristín. Según un boletín de Ejército, es posible que se haya “desorientado” por la “complejidad del terreno”. Los militares también encontraron huellas del perro cerca de las de los menores.
El milagro de encontrarlos
La tarde del viernes 9 de junio, Petro anunció que los menores “aparecieron con vida” y divulgó una foto en la que se ven rodeados de militares e indígenas que participaron en la búsqueda. Todos lucen muy delgados y no tienen zapatos.
“Estaban solos, ellos mismos lo lograron”, celebró el mandatario.
Los hermanos fueron encontrados a 5 kilómetros del punto donde cayó la aeronave y “estabilizados” por enfermeros de combate, según el ministerio de Defensa.
Sobre las 21H00 la entidad informó que los niños estaban abordando un helicóptero para ser trasladados a San José de Guaviare, la ciudad más cercana y donde serán sometidos a una valoración médica.
El perro Wilson, sin embargo, no estaba con ellos y sigue extraviado.