Fue el primer debate de este tipo entre dos candidatos a la presidencia y buscó afianzar el voto ya conquistado y seducir a los votantes indecisos o independientes que aún sean permeables a sus propuestas para la segunda vuelta, la primera en la historia de Argentina.
Se considera que un punto de audiencia en la ciudad de Buenos Aires y su cinturón urbano equivale a unos 30 mil 706 hogares.
Según RealTimeRating, un sistema de mediciones de audiencia para cable y televisión abierta en tiempo real, el debate tuvo un promedio de 41.9 puntos sumados sólo los canales abiertos.
En general “superó los 50 puntos de rating” y “midió casi lo mismo que la final del Mundial de Fútbol” entre Argentina y Alemania en el 2014, agregó.
El debate generó asimismo más de 1.8 millón de mensajes en la red social Twitter, lo que marcó el fuerte interés que generó.
https://twitter.com/sandraclivati/status/666289447735046145
Macri llegó mejor posicionado a la confrontación cara a cara al estar primero en todas las encuestas.
El opositor se mostró más sólido y agresivo al principio, mientras que al peronista se lo veía tenso, aunque con el paso del tiempo ganó terreno.
En varias ocasiones ninguno de los dos quiso dar respuestas directas a preguntas incisivas que se hacían mutuamente.
El formato del duelo, en el que ambos rivales exponían brevemente y luego se hacían preguntas el uno al otro, no les permitía explayarse ni dar demasiadas explicaciones.
Los moderadores que habían organizado los bloques temáticos sobre los que había que exponer no estaban habilitados para interrumpir y repreguntar.
Scioli, gobernador de la provincia de Buenos Aires, la más importante de Argentina, aceptó debatir presionado por ampliar la exigua ventaja que obtuvo respecto de Macri, alcalde de la ciudad de Buenos Aires, en la primera vuelta del 25 de octubre.
Se había negado a ello en el duelo televisado antes de esa instancia, en el que participaron los otros cinco contendientes.