Según la Fiscalía General del Estado en la zona sur, uno de los raptados logró escapar de sus captores y alertó a las autoridades. Tras desplegar un fuerte operativo militar en la zona, se encontraron en menos de 24 horas los ocho cadáveres, todos decapitados y del sexo masculino.
Este miércoles, en un camino rural cercano a la comunidad de Dolores fueron hallados “tres cuerpos” de entre 18 y 25 años de edad que corresponden a los miembros de la familia, informó la fiscalía, al precisar que “fueron personas que circulaban por una brecha quienes vieron a las víctimas”.
El martes, las autoridades hallaron a los otros cinco integrantes de la familia cuyos cadáveres fueron abandonados en diferentes puntos de Casa Quemada. Entre ellos se encontraban dos menores de 15 años.
Algunos testimonios aseguran que la familia venía de cortar leña en esta zona serrana, mientras que otros aseguran que custodiaban sembradíos de droga.
Casa Quemada se encuentra en los límites de los estados de Chihuahua, Durango y Sinaloa, un territorio en el que abundan los cultivos de amapola y marihuana y que es conocido como el Triángulo Dorado del narcotráfico por su difícil acceso y localización clave para el tráfico a Estados Unidos.
El 18 de julio, once personas murieron y cinco resultaron heridas de gravedad en una aparente emboscada armada entre civiles en un municipio de las montañas de Durango.
Autoridades estadounidenses sospechan que las agrestes colinas del Triángulo Dorado sirven de escondite al capo Joaquín el Chapo Guzmán, líder del poderoso cartel de Sinaloa, quien se fugó por segunda vez de una cárcel de máxima seguridad el 11 de julio.
En el estado de Chihuahua se ha centrado mucha de la violencia que se propagó en México a raíz de la lucha militarizada contra el narcotráfico que lanzó el gobierno desde el 2006 y que hasta la fecha ha dejado más de cien mil muertos y 22 mil desaparecidos, según cifras oficiales
Ciudad Juárez, Chihuahua, colindante con el estadounidense Texas y territorio de sanguinarias pugnas entre el cártel de Sinaloa y el de Juárez, llegó a ser considerada la entidad más mortífera de México en el marco de la lucha antidrogas, aunque recientemente el índice de homicidios ha bajado drásticamente.