Es el último cambio en un paisaje político que se transforma en toda Europa, desde Grecia a Gran Bretaña, mientras los votantes expresan su frustración con unos partidos tradicionales que luchan por poner fin a las penurias económicas consecuencia de la crisis financiera europea.
“Los efectos políticos de la crisis serán a largo plazo”, dijo Antonio Roldán, del grupo de Estudios Eurasia Group. “Definitivamente hay una profunda transformación.”
El gobierno griego dirigido por Syriza —una nueva coalición de la izquierda radical y la derecha nacionalista— fue elegido en enero ante promesas de que detendrían las medidas de austeridad impuestas a cambio de los dos rescates internacionales de Grecia, que ascienden a 240 mil millones de euros.
Las duras negociaciones con los acreedores de Grecia han hecho popular al primer ministro, Alexis Tsipras, y muchos griegos dicen haber recuperado un sentimiento de orgullo nacional.
-Elecciones locales-
En las elecciones locales celebradas el mes pasado en Francia, los votantes dieron la espalda a los gobernantes socialistas, que sufrieron su cuarta derrota electoral desde que el presidente, Francois Hollande asumió el cargo en el 2012.
El gobierno no ha logrado reactivar la maltrecha economía ni reducir el 10% de desempleo, y los votantes acudieron a la derecha, con un 22% de los votos para el partido de ultra derecha Frente Nacional.
Es difícil predecir el futuro político británico ante las elecciones generales del 7 de mayo. Durante décadas, los comicios británicos han producido gobiernos de mayoría para los conservadores de centro derecha o los laboristas, que se inclinan más a la izquierda, pero en esta ocasión los sondeos apuntan a que muchos votantes desertan hacia alternativas como el Partido Nacional Escocés y el anti inmigración Partido de Independencia de Reino Unido.
Tras varios años de turbulencias económicas y recortes de gastos del estado, mucha gente está decepcionada con la forma en la que los partidos tradicionales han gestionado la economía, el sistema público de salud, la inmigración y las relaciones con el resto de Europa.
-Quinta economía más grande de la UE-
En España, la quinta economía más grande de la UE y donde se celebran elecciones generales a final de año, un desempleo de casi el 24% y una serie de escándalos de corrupción política han alimentado el descontento y abierto la puerta a nuevos grupos que prometen cambios.
Los recién llegados son jóvenes y audaces, con líderes en la treintena. En cambio, el presidente, Mariano Rajoy, tiene 60 años.
Podemos tiene lazos con el Syriza griego y no sólo ofrece algo diferente, también se ve diferente. El auge del grupo se debe en buena parte al carisma de su líder, Pablo Iglesias, un profesor de ciencias políticas de 36 años y que lleva el pelo en una cola de caballo.
Procedente del barrio obrero de Vallecas, en Madrid, Iglesias prefiere llevar tejanos y camisas remangadas que los habituales trajes de chaqueta de los líderes políticos.
Y no se anda con miramientos. Afirma que España está “gobernada por los mayordomos de los ricos” y que la economía debe servir al pueblo. Esas expresiones se oyen con frecuencia en las calles españolas.
Otros recién llegados al panorama nacional, los centristas Ciudadanos, tienen su origen en un grupo de intelectuales catalanes. También se ha beneficiado de un líder popular y elocuente, Albert Rivera, de 35 años.
El partido ofrece una “tercera vía” entre los partidos tradicionales, pero promete ser igual de duro con la corrupción.
-Sondeos-
El sondeo publicado en El País estima que Podemos obtendría el 22,1% de los votos si las elecciones se celebraran ahora, mientras que los socialistas conseguirían el 21,9%, el Partido Popular obtendría el 20,8% de los sufragios y Ciudadanos, el 19,4%.
“Podemos y ciudadanos (…) presionan a los partidos tradicionales para rejuvenecer y acabar con los casos de corrupción”, dijo Juan Hidalgo, un vendedor de 32 años en Madrid.
“Es bueno que nuevos partidos con nuevas ideas puedan ser decisivos cuando se trate de formar un gobierno.”
Los nuevos partidos podrían jugar un papel clave en la formación del gobierno tras las elecciones de mayo, y los inversores miran de cerca a España en busca de indicios de que la inestabilidad política —en especial por el auge de Podemos— pueda tener efectos financieros en la eurozona de 19 países, señaló Antonio Barroso, un analista con sede en Londres de Teneo Intelligence, una consultora política y de riesgo empresarial.
“Los inversores no quieren ver otra Grecia, por decirlo de forma cruda”, señaló.
El sondeo de El País, realizado por la encuestadora Metroscopia, se basó en entrevistas telefónicas con 1.000 personas entre el 7 y el 9 de abril. Tiene un margen de error del 3.2%.
Hatton informó desde Lisboa, Portugal. Jorge Sáinz y Ciaran Giles en Madrid y Jill Lawless en Londres contribuyeron a este despacho.