Esas islas están justo frente a Tijuana y a más de 160 kilómetros de donde la ballena fue vista por última vez el viernes reciente.
Jim Milbury, portavoz de la NOAA, dijo que los rescatistas estadounidenses no pueden ingresar a esas aguas, pero que han estado en contacto con sus contrapartes mexicanas.
“No hay mucho que podamos hacer a menos que la ballena retome dirección al norte”, dijo Milbury. Dijo que según entiende, los rescatistas mexicanos de un grupo llamado RABEN necesitarían que la ballena nadara más al sur para poder ayudarla.
No se logró contactar de manera inmediata a RABEN para comentar al respecto. Aunque se calcula que la ballena mide unos 24 metros de largo, los rescatistas temen que el estrés y el esfuerzo pudieran debilitarla y provocar su muerte tarde o temprano.
Rescatistas del sur de California han liberado a otros tipos de ballenas atrapadas por equipo de pesca anteriormente, pero nunca a una ballena azul, por lo que no saben cómo reaccionará el animal.
Han emitido advertencias a otros navegantes de que se abstengan de intentar liberar a la ballena.
El viernes, rescatistas de Los Ángeles se las ingeniaron para atar una boya para identificar más fácil a la ballena, pero no había sido vista desde que las condiciones marítimas complicaron y, eventualmente, suspendieron el intento de rescate.