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Brasil: el vertido que amenaza a las tortugas marinas

Hasta ahora, las tortugas prácticamente han salido indemnes del derrame de petróleo en la costa brasileña, pero aún no puede bajarse la guardia. El vertido amenaza además la mayor biodiversidad marina del Atlántico sur.

El derrame de petróleo en la costa brasileña amenaza a las tortugas y a la mayor biodiversidad marina del Atlántico sur.	(picture-alliance/AP Photo/Instituto Verdeluz)

El derrame de petróleo en la costa brasileña amenaza a las tortugas y a la mayor biodiversidad marina del Atlántico sur. (picture-alliance/AP Photo/Instituto Verdeluz)

A principios de octubre de 2019, peligraba la situación de las tortugas de la reserva biológica de Santa Isabel, zona protegida situada entre Aracaju, capital del estado brasileño de Sergipe, y la desembocadura del río São Francisco. Grandes cantidades de petróleo fueron arrastradas hasta playas en las que los primeros huevos de tortugas empezaban a eclosionar. “Recogimos tortugas bebé de las playas de la zona protegida. Cuando tuvimos alrededor de mil, los soltamos en alta mar”, relata Kelly Ferreira Cottens, que trabaja en el Instituto ICMbio, dependiente del ministerio de Medioambiente. La misión fue un éxito. “Acá en las playas de Sergipe no hemos encontrado muerta ni un solo bebé tortuga”, asegura.

Como el petróleo está siendo arrastrado hacia el sur, en Sergipe se puede bajar de momento algo la guardia. “Ahora solo observamos las posibles contaminaciones del medioambiente. Si el petróleo vuelve, retomaremos nuestras medidas. Pero la cantidad de vertido disminuye”. La otra buena noticia es que la desembocadura del río São Francisco también está limpia.

“Los peligros para los bebés tortuga son especialmente grandes”, explica Augusto César Coelho, oceanógrafo y coordinador del proyecto Tamar, una organización sin ánimo de lucro del Instituto ICMBio para la protección de las tortugas marinas.  “Las posibilidades de supervivencia de los bebés tortuga son muy escasas si entran en contacto con el vertido”, dice. Por esa razón, se vieron obligados a soltar en alta mar los que recogieron. “En realidad, eso no es lo ideal. Por eso Tamar no lo había hecho nunca hasta ahora, porque los bebés deben encontrar ellos solos el camino desde su nido hasta el mar para dejar su marca”. De esta manera pueden volver a su playa de nacimiento incluso 20 o 30 años después.

Lo importante ahora es limpiar

Desde principios de septiembre de 2019, más de 2.000 toneladas de crudo llegaron a las costas del noreste de Brasil. Están afectadas unas 300 playas de un largo de costa de casi 3.000 kilómetros. El Gobierno cree que un buque petrolero griego perdió parte de su cargamento el 28 o el 29 de julio pasados a unos 730 kilómetros al este de la costa brasileña. La naviera aludida lo niega. “Enterarnos de quién es el culpable podemos hacerlo después. Ahora lo importante es limpiar las playas  y el mar”, dice Augusto César. “Porque, si seguimos así, el ciclo reproductivo completo de este año corre peligro. Y eso es algo muy triste, porque afecta a más de 1,5 millones de tortugas bebé”.

Las tortugas hembra entierran sus huevos en la arena entre los meses de septiembre y marzo. La mayoría de los huevos eclosionan entre noviembre y febrero, es decir, en las próximas semanas. No se sabe cuánto petróleo está aún por llegar a la costa. Últimamente, el vertido se movía en dirección sur, donde alcanzó la frontera entre los estados brasileños de Bahía y Espíritu Santo. Así pues, tanto el instituto ICMBio como el proyecto Tamar centran su atención en las playas de Bahía.

Peligra la mayor biodiversidad del Atlántico sur

Otra zona que preocupa es el área protegida de Abrolhos, en la frontera entre Bahía y Espíritu Santo. Se trata de un archipiélago de cinco islas que cuenta con fauna y flora únicas, además de ser refugio de invierno de ballenas y comedero de tortugas. “Aquí el peligro es que el petróleo alcance puntos sensibles, como los arrecifes de coral de Abrolhos. Por ese motivo, lo más efectivo allí es patrullar las aguas para evitar que el vertido se acerque a las islas, ya que limpiar arrecifes de coral es mucho más complejo y caro que una playa”, dice Cottens. Augusto César considera que es sorprendente la poca cantidad de tortugas muertas encontradas. Tan solo veinte en toda la zona noreste. El año pasado solo en Sergipe murieron unas mil por la pesca con redes de arrastre.

Además, piensa que ha sido una suerte que el petróleo apareciera en alta mar, lejos de la costa. “Si hubiera aparecido cerca de las playas, hubiéramos tenido muchos más animales muertos. Pero los animales parecen reconocer el vertido para así evitarlo”. No se sabe si el petróleo en grandes cantidades volverá a la costa de Sergipe, pero, por si acaso, allí no bajan la guardia, porque el riesgo existe. Augusto César se siente inquieto: “Hay una información del Gobierno de que hay más petróleo en camino. Eso nos intranquiliza mucho. Porque si eso se concreta, será muy malo para las tortugas. Cuanto más petróleo llegue, peor para ellas, porque entramos en el período en que el hay más nacimientos. El punto álgido de su ciclo reproductivo tiene lugar en las próximas semanas”, dice.