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Ejército sirio recupera Palmira y los soldados están “aliviados”  tras reconquista

Cuando las fuerzas progubernamentales entraron el domingo a la ciudad siria de Palmira temían encontrar esta joya arqueológica, que estuvo en manos del grupo yihadista Estado Islámico  (EI) durante casi un año, totalmente destruida.

Vista general de los restos de un templo icónico de Palmira, destruido por el Estado Islámico. (Foto Prensa Libre. AFP).

Vista general de los restos de un templo icónico de Palmira, destruido por el Estado Islámico. (Foto Prensa Libre. AFP).

Las tropas de Bashar al Asad lograron, con apoyo de la aviación rusa, expulsar a los yihadistas del EI de esta ciudad conocida como la “Perla del Desierto”.

El EI ha cometido un sinfín de atrocidades en las regiones bajo su control y destruido bienes históricos como los dos templos más bellos de Palmira, el de Bel y el de Balshamin. También destrozó torres funerarias e hizo trizas el conocido Arco del Triunfo.

“Estábamos tan asustados ante la idea de entrar a la ciudadela y ver que todo estaba completamente destruido”, dijo a la  AFP  un soldado del régimen sirio que prefirió no dar su nombre.


“Teníamos miedo, pero cuando entramos sentimos un gran alivio”, agregó.

El director de Antigüedades sirias, Mamoun Abdelkarim, se mostró confiado al afirmar a la  AFP  que “el paisaje general está en buen estado”  y que Palmira “volverá a ser como antes”.

Abdelkarim añadió que está sorprendido al ver el estado casi intacto de varias ruinas, como el ágora, el teatro romano o las murallas de la ciudadela, que sufrieron únicamente ligeros daños.

“Era el director de Antigüedades más triste del mundo, ahora soy el más feliz”, añadió.

El presidente sirio Bashar al Asad calificó de “logro importante”  la liberación de Palmira, una ciudad cuyas ruinas están clasificadas como patrimonio mundial de la Unesco.

Soldaros sirios y rusos, acompañados de milicianos, caminaban aliviados el domingo entre las famosas ruinas de más de 2.000 años de antigüedad. La alegría era palpable entre las tropas.

Aunque, temen que los yihadistas, antes de irse, hayan colocado minas, una estrategia utilizada en el pasado por el EI en el vecino Irak.   

Ciudad fantasma

Mientras que algunos combatientes improvisan un partido de fútbol a unos pasos de la milenaria ciudadela, un soldado sirio no logra retener sus lágrimas. “Estoy triste de ver una parte de la ciudad destruida, pero también lloro por mi hermano que murió aquí en la batalla”, cuenta.

Y añade, con un nudo en la garganta: “Al retomar la ciudad siento que he vengado su muerte”.

La ciudad moderna de Palmira, que tenía antes de la guerra 70 mil habitantes, tuvo menos suerte.

Edificios destrozados, muros acribillados por las balas y casas en ruinas atestiguan la feroz lucha que precedió la toma de la ciudad por parte de las fuerzas del régimen sirio.

Palmira es como una ciudad fantasma. Casi todos sus habitantes huyeron de los bombardeos de los últimos días.

La toma de Palmira es la victoria más importante del régimen frente al EI desde que en septiembre Rusia intervino en la guerra en defensa de su aliado Bashar al Asad.

“No hemos tenido noticias (de nuestras familias) en diez días”, cuenta un soldado, ansioso por llamar a sus allegados y contarles que recuperaron el control de Palmira.

El historiador especialista de la antigüedad Maurice Sartre, dijo a la  AFP  que teme sin embargo que el inventario del sitio revele destrucciones irreversibles y que hayan saqueos tras la toma de la ciudad.

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