Larry Hall, de 64 años, comenzó a desarrollar su primer “Condominio de supervivencia” en el centro de Kansas en 2010, pero luego de un aumento en el interés en medio de la pandemia del coronavirus, en la actualidad tiene varios más en desarrollo en EE. UU., Europa y Asia.
Según The Sun, Hall dijo que la idea de su proyecto nació a raíz de los ataques del 11 de septiembre. En ese momento, era un emprendedor con un negocio en Internet y también tenía experiencia en el diseño y construcción de centros de datos informáticos.
Primero pensó en comprar y convertir sitios subterráneos de misiles de la era de la Guerra Fría en centros de datos reforzados con energía nuclear para las empresas más grandes del mundo, pero la idea demostró no ser viable, por lo que “decidió proteger a las personas”.
El excontratista del gobierno estadounidense compró su primer sito subterráneo, un Atlas F. Intercontinental Ballistic Missile Silo, por US$300 mil en 2008. Durante los siguientes años invirtió más de US$20 millones y convirtiendo una metrópoli subterránea autosuficiente de 201 pies de profundidad y 15 pisos de última generación capaz de albergar hasta 75 personas durante al menos cinco años.
“El objetivo es proteger a los residentes de una amplia gama de amenazas que podrían acabar con el mundo, desde una guerra nuclear hasta una pandemia, el impacto de un meteorito y los disturbios civiles”, le dijo Hall a The Sun.
“Estos son búnkeres de lujo reforzados con tecnología nuclear que están diseñados para proteger a cualquier residente tanto física como mentalmente”, agregó Hall.
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Resistente a ataques nucleares
Según el medio, Hall dijo que cada sitio subterráneo está diseñado para resistir bombas similares a las que se detonaron durante la Segunda Guerra Mundial.
Como parte de su proyecto de restauración, Hall instaló muros de concreto que son especiales de nueve pies de espesor que pueden doblarse varias pulgadas sin romperse bajo la tensión de una onda de choque de 2000 millas por hora en caso de un ataque termonuclear.
Cada lugar contiene 14 habitaciones separadas, que van desde habitaciones de 900 pies cuadrados con un precio de US$500 mil, hasta áticos de varios niveles de 3 mil 600 pies cuadrados por US$4.5 millones.
Cada sito está equipado con una cocina y un baño moderno, así como con “ventanas virtuales”, una pantalla de proyección en la pared que brinda una vista del mundo exterior por transmisión de video.
Los precios también pueden subir para los posibles residentes que deseen personalizar sus habitaciones.