En estos 365 días, el ébola se ha cobrado 1.813 víctimas mortales (1.719 confirmadas en laboratorio) de un total de 2.701 casos (2.607 confirmados) que se acumulan en dos provincias, Ituri y Kivu del Norte. También hay 776 personas que han sobrevivido a la enfermedad.
A pesar de estos trágicos datos, el Gobierno congoleño reafirmó su confianza: “se han tomado todas las medidas para asegurar la población. El trabajo que hemos realizado ahora es el monitoreo y control de contactos. Un trabajo tedioso, pero vamos a conseguirlo”, explicó hoy a Efe Yves Ahuka, el asistente del nuevo secretario de coordinación de la respuesta, Jean Jacques Muyembe.
Muyembe, que fue uno de los investigadores que descubrió el virus en 1976, ha repetido en numerosas ocasiones en los últimos días que pretende acabar con el brote en “3 o 4 meses”.
“No tenemos tiempo que perder, contad conmigo; le he dicho al presidente que me dé 3 o 4 meses para acabar con esta epidemia y es lo que queremos. Después de estos 3 o 4 meses, yo vuelvo a mi laboratorio”, decía en una rueda de prensa el martes.
El gran miedo durante este año ha sido que el virus llegase a otros países o que afectase a grandes ciudades como la capital de Kivu del Norte, Goma, una urbe con mucho tráfico comercial con Ruanda y de más de un millón de habitantes.
En junio, Uganda informaba de sus primeros casos con una familia que había pasado la frontera esquivando los controles. Un niño de 5 años y su abuela murieron allí y el resto de miembros fueron devueltos a RDC.
Sin embargo, Uganda, tras 21 días sin casos, ya se ha declarado libre de ébola.
La alarma se intensificó cuando Goma confirmó su primer caso, el pasado 14 de julio. Era un pastor evangelista viajó en autobús hasta esta urbe y murió poco después.
La OMS activó tres días después la emergencia internacional, algo que se había resistido a hacer en 11 meses por la alarma que podría causar.
Este martes las autoridades congoleñas detectaron un segundo caso en Goma, también procedente de la zona de ébola. Actualmente hay 12 casos sospechosos en la ciudad y sus alrededores, pero hoy mismo se ha diagnosticado un tercer caso, la hija pequeña del segundo infectado, solo unas horas después de morir su padre.
Los habitantes de Goma, que viven en gran medida del comercio y de traer y llevar mercancía a la ciudad ruandesa de Gisenyi, han visto hoy como Ruanda cerraba sus pasos terrestres por miedo a la enfermedad, según han confirmado a Efe fuentes oficiales de ambos países.
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Que haya casos “en un núcleo con tanta densidad poblacional enfatiza el riesgo muy real de una transmisión más amplia de la enfermedad, quizás más allá de las fronteras del país, y la urgente necesidad de una respuesta global fortalecida y de incrementar las inversiones de los donantes”, señalaron la OMS, Unicef y otras agencias de la ONU en un comunicado conjunto por el aniversario.
“La epidemia sigue sumando víctimas, sigue no estando bajo control, con varios focos que llegan y sobre todo con mucha desinformación”, resume el experto en ébola de Médicos Sin Fronteras (MSF), Luis Encinas, en conversación telefónica con Efe.
“La realidad del ébola es una realidad en la que solo por ayudar, por levantar a alguien que se ha caído, por acompañarle en un viaje fúnebre… te contagias”, relata Encinas, que califica el virus como “la enfermedad de la persona altruista”, de las madres que se contagian por cuidar de sus hijos, del padre que protege al abuelo o de la mujer que le lleva la comida a su marido enfermo.
Después de un año y, a pesar de las promesas del nuevo encargado sanitario de acabar con la epidemia antes de que termine 2019, muchas voces afirman no será el único aniversario.
“Hay un riesgo altísimo de cronificación. No estamos en la situación de 2014 de expansión desmedida, pero estamos en casos nuevos y tampoco tenemos una imagen real de lo que está sucediendo”, explica el experto de MSF, que alerta que solo vemos una parte del iceberg.
La lucha contra este brote es particularmente complicada porque a la desconfianza que provoca una enfermedad tan estigmatizante se ha sumado la situación conflicto armado que padece la zona desde hace dos décadas.
Allí, hay más de un centenar de grupos armados congoleños y extranjeros que luchan por motivos políticos, étnicos o simplemente de control de recursos.
Uno de cada dos días ha habido un incidente violento contra equipos de respuesta, centros de tratamiento o vehículos, y siete personas han muerto y 59 han resultado heridas.
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