Este asesino serial es uno de los tres hombres que más personas han matado durante el siglo XX, compartiendo esta macabra lista con Harold Frederick, médico británico acusado de matar a más de 200 de sus pacientes y Luis Alfredo Garavito Cubillos, pederasta considerado como el mayor agresor de niños de la humanidad.
“El Monstruo de los Andes” nació el 8 de octubre de 1948 en el municipio de Espinal, ubicado a 150 kilómetros de Bogotá, y fue el séptimo de trece hermanos, todos hijos de una mujer que trabajaba como prostituta.
A los 9 años, Pedro Alonso fue expulsado de su casa luego de que su madre lo sorprendiera intentando violar a una de sus hermanas. Al momento que lo sacaron de su hogar, el niño le quemó los pies a su mamá con una vela en señal de venganza.
Desde ese momento, comenzó a vivir en las calles de Bogotá, donde fue abusado en reiteradas ocasiones y en 1969, tras ser encarcelado por robo, volvió a ser violado por tres reclusos.
Este trágico acontecimiento fue clave en su vida, ya que Pedro Alonso degolló a sus agresores y decidió canalizar toda su ira y sufrimiento a través del asesinato y violación de niñas, ya que según él lo hacía para que ellas perdieran la inocencia, tal y como le sucedió en su infancia.
Tras nueve años en prisión, “El Monstruo de los Andes” fue puesto en libertad y, luego de asesinar a varias menores en Colombia, se trasladó a Perú, donde continuó asesinando y violando niñas. Se estima que desde su llegada a territorio peruano, Pedro Alonso mató y abusó de al menos 100 menores en la ciudad de Ayacucho.
El gobierno de Perú capturó al asesino y lo deportó a Ecuador, donde declaró que sus víctimas generalmente eran niñas indígenas y no “blancas” porque sus padres las vigilaban demasiado.
“Obligaba a la niña a tener sexo conmigo y ponía mis manos alrededor de su garganta. Cuando el sol salía la estrangulaba. (…) Solo era bueno si podía ver sus ojos. Nunca maté a nadie de noche. Habría sido un desperdicio en la oscuridad, tenía que verlas a la luz del día (…). Había un momento divino cuando ponía mis manos alrededor del cuello de las niñas y observaba cómo se iba apagando la luz de sus ojos. Solo aquellos que matan saben a qué me refiero”, confesó a la policía.
En 1980, dos años después de la llegada de Pedro Alonso al país, el desbordamiento de un río en Ecuador reveló la existencia de decenas de cuerpos de niñas que habían sido reportadas como desaparecidas.
Tras varias investigaciones, las autoridades capturaron a “El Monstruo de los Andes” por la muerte de las menores, quienes habían sido asesinadas siguiendo el modus operandi con el que mató a más de 100 niñas en Perú.
Pedro Alonso López fue sentenciado en Ecuador a 16 años de prisión, condena que en ese entonces era la pena máxima, y en 1994 fue extraditado a Colombia donde fue recluido en un hospital psiquiátrico.
Sin embargo, cuatro años más tarde, el asesino en serie fue declarado sano y fue puesto en libertad por las autoridades de salud colombianas.
Después de ser liberado, “El Monstruo de los Andes” fue a visitar a su madre para pedirle dinero y luego nunca más se volvió a saber de él.
A pesar de permanecer por 23 años desaparecido, la madre de Pedro Alonso todavía cree que su hijo sigue con vida.
“Sé que no ha muerto. Otros familiares míos se me han aparecido en forma de ‘presencia’ después de que falleciesen. Pero él no. Sé que sigue ahí, en alguna parte”, dijo.