“Voy a pedir por cada uno de ustedes, le voy a decir al Señor el nombre de los que estaban ahí. Le voy a pedir a Jesús para cada uno de ustedes, mucha misericordia, que los cubra, que los cuide; y que la Virgen esté siempre al lado de ustedes”, dijo.
Añadió que “antes de irme, les doy la bendición. No les voy a cobrar nada, pero les pido por favor que recen por mí, ¿me lo prometen?” y la gente respondió con un sonoro sí.
A su arribo a Guayaquil el papa fue recibido en el aeropuerto de esa ciudad por el vicepresidente Jorge Glass, el canciller Ricardo Patiño y el alcalde Jaime Nebot, quien le entregó las llaves de la ciudad, una joya diseñada con un topacio, perlas oro y plata.
A las afueras del aeropuerto miles de personas gritaban al unísono “Francisco, Francisco”.
Algunos monaguillos que aguardaban en la pista se acercaron al Papa, quien aceptó tomarse unas fotografías con ellos.
Ecuador es la primera parada del papa en una gira que lo llevará también a Bolivia y Paraguay, tres de los países más pequeños y pobres de Sudamérica.