“Nuestro aspirante es el número uno. La propuesta fue enviada el 9 de septiembre y el 10 ya había sido recibida por el comité Nobel en Oslo”, dijo Komkov en una rueda de prensa en la agencia Rosbalt.
Komkov, director de la revista “President”, explicó que sólo después de su propuesta un parlamentario noruego propuso conceder el premio a Trump por su apoyo al acuerdo entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos.
En cuanto al motivo de su iniciativa, el escritor, que es apoderado del jefe del Kremlin, explicó que es apoyada por las principales personalidades de la cultura rusa y la ciencia rusas.
“Como dirigente de uno de los principales países del mundo, él hace el máximo esfuerzo en mantener la paz y la tranquilidad no sólo en el territorio de su propio país, sino que contribuye activamente al arreglo pacífico de los conflictos que surgen en el planeta”, señala la carta enviada por Komkov.
Destaca que durante la pandemia del covid-19 ordenó el envío de ayuda humanitaria a casi una treintena de países, incluido EE. UU., China, Venezuela, Italia e Irán.
Además, precisa que Putin demostró su apego a los valores humanitarios y religiosos al incluir la palabra “Dios” en la Constitución rusa, enmienda que fue aprobada por los rusos en referéndum el pasado 1 de julio.
Al respecto, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, señaló que si Putin recibe el Nobel, “fantástico”, pero si no se produce, “no pasa nada”.
En el 2014
Putin ya fue propuesto al premio Nobel de la Paz en 2014 por presentar un plan para desmantelar el arsenal químico sirio y evitar así una intervención militar occidental.
Entonces, los activistas de derechos humanos rusos rechazaron categóricamente esa posibilidad, aduciendo que Putin había comenzado su Presidencia en 2000 con la segunda guerra chechena.
Hasta ahora, sólo dos rusos han obtenido el Nobel de la Paz, el científico y disidente Andréi Sájarov, y el último dirigente soviético, Mijaíl Gorbachov, quien tendría derecho a promover la candidatura de Putin, pero difícilmente lo hará, ya que ha criticado su gestión, entre otras cosas, por la involución democrática vivida por Rusia en los últimos años. EFE