“Asumo toda la responsabilidad, porque ocurrió durante mi mandato”, dijo Bin Salman en un testimonio tomado en diciembre del año pasado durante una actividad deportiva después de que Arabia Saudí hubiera admitido ya el asesinato del periodista saudí y anunciado el procesamiento de 11 personas.
Sin embargo, al ser preguntado cómo pudo suceder sin que él se enterara, Bin Salman contestó -siempre según el programa-: “somos 20 millones de personas. Tenemos 3 millones de empleados gubernamentales“.
“Tenemos funcionarios, ministros para seguir asuntos y ellos son responsables. Tienen la autoridad para hacer eso”, añadió, al ser preguntado si esos empleados públicos pueden tomar un avión por su cuenta.
De acuerdo con las investigaciones, 15 personas estuvieron involucradas en el asesinato de Khashoggi y el posterior desmembramiento y desaparición antes de que huyeran de Estambul con aviones del Gobierno saudí.
La relatora de Naciones Unidas para las ejecuciones extrajudiciales, Agnes Callamard, señaló en un informe el pasado junio que el Estado saudí “debe ser visto como responsable” del asesinato y apuntó a “evidencias creíbles” que vinculan a Bin Salman con la muerte de Khashoggi.
El príncipe Bin Salman, de 34 años, ocupa oficialmente el cargo de viceprimer ministro de Arabia Saudí, y desde 2017 es el heredero aparente al trono saudí que desde 2015 ostenta su padre, el rey Salman bin Abdelaziz.
En los días posteriores a su desaparición, Riad negó cualquier relación con el asesinato, aunque tres semanas después, cuando las pruebas se acumulaban en su contra, confesó que Khashoggi había muerto por una pelea accidental.
Finalmente el gobierno saudí admitió que el asesinato de Khashoggi fue premeditado pero negó cualquier vínculo de los autores con la familia real.
El pasado 10 de septiembre, el periódico Daily Sabah, próximo al Gobierno turco, reveló la presunta transcripción del audio del asesinato del opositor saudí dentro del consulado en el que se identifica a un alto oficial de la inteligencia saudí, Maher Abdulaziz Mutreb, y al forense, Mohammad Abdah Tubaigy.
Ambos funcionarios saudíes están entre los cinco que se enfrentan a la pena de muerte por “ordenar y cometer el crimen”, de un total de 21 sospechosos que están siendo juzgados en Arabia Saudí.
Además, se señala al antiguo asesor de la monarquía saudí Saud al Qahtani como el principal autor intelectual del asesinato, aunque se desconoce su paradero y es reclamado por las autoridades turcas.
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