En las cárceles de Quezaltepeque y de San Francisco Gotera, están recluidos más de dos mil pandilleros del Barrio 18 Revolucionarios.
Martínez dijo que tenían información que se preparaba una matanza en una cárcel, pero que no tenían los detalles de cuándo y en que cárcel sucedería.
“Si teníamos información, esto es parte de una purga que está sucediendo dentro de la estructura de la pandilla terrorista 18 Revolucionarios. La información salió del penal de Gotera”, afirmó.
Las autoridades sostienen que la matanza es producto de purgas internas de la pandilla Barrio 18 Revolucionarios, que en las últimas semanas ha sido golpeada por la Policía que ha reportado la captura de los cabecillas de varias clicas de esta estructura criminal, sin embargo, el director general de la policía, comisionado Mauricio Ramírez Landaverde, dijo que la corporación no tenía información que se preparaba una matanza.
“La Policía Nacional Civil no tenía indicios de que pudiera ocurrir una situación de este tipo, mucho menos en el Centro Penal de Quezaltepeque”, afirmó.
Pero luego reconoció que sí estaban analizando información de los servicios de inteligencia de la Policía.Las autoridades informaron que los 14 pandilleros que murieron la cárcel de Quezaltepeque fueron estrangulados y apuñalados por sus mismos compañeros.
76 crímenes ocurrieron la semana última
3 mil 916 homicidios al 23 de agosto
31 asesinatos el domingo reciente
14 pandilleros fueron ejecutados el sábado reciente
2 mil 191 crímenes de enero a julio 2014
13 mil pandilleros guardan prisión actualmente
72 mil pandilleros registra la Policía en el país
Landaverde también informó que el fin de semana registraron 76 homicidios, confirmando la tendencia de incremento de hechos violentos, en su mayoría protagonizados por las pandillas rivales.
Sin embargo, defensores de los derechos humanos han expresado su preocupación por la reacción de los policías y militares, y han denunciado abusos de autoridad, violencia arbitraria y respuesta excesiva con armas de fuego.
El jefe policial reportó que el sábado registraron 45 homicidios, que incluye a los 14 pandilleros muertos en la cárcel de Quezaltepeque.
El domingo hubo 31, incluyendo la muerte de cuatro jóvenes en una zona rural del municipio de Jiquilisco, departamento de Usulután, al este del país.
“El mes de agosto tiene un comportamiento parecido a los meses de mayo y junio”, cuando las autoridades registraron 643 y 677 homicidios, respectivamente”, informó.
Según las estadísticas oficiales, el 2014 finalizó con tres mil 942 homicidios en el país, mil 429 más que un año anterior.
Recrudece violencia
Los homicidios en El Salvador superaron en casi 8 meses de este año el total de tres mil 912 de todo el 2014, de acuerdo con cifras oficiales reveladas este lunes, según las cuales solo el pasado fin de semana se registraron 76 casos en todo el país.
Hasta el pasado miércoles 19 de agosto el estatal Instituto de Medicina Legal registraba tres mil 840 homicidios, que sumados a los 76 del fin de semana totalizan tres mil 916, cuatro que más que todo el 2014 y ello sin contar los crímenes que se registraron los días 20 y 21 a falta de una cifra oficial.
Un portavoz de la Policía Nacional Civil (PNC) reveló este lunes que solo el sábado pasado ocurrieron 45 muertes violentas, con lo que El Salvador superó, por tercera vez consecutiva este agosto, el récord de asesinatos en 24 horas registrado el 18 de agosto con 43.
El domingo fueron 31 las personas asesinadas, de acuerdo a las cifras de la Policía.
El dato del pasado fin de semana incluye el asesinato el sábado de 14 miembros de la pandilla Barrio 18 en un penal de Quezaltepeque.
El director de la PNC, Mauricio Landaverde, dijo este lunes en conferencia de prensa que “la tendencia de agosto es similar a la de los meses de mayo y junio”, este último catalogado como el mes “más violento” de la historia reciente de El Salvador.
De mantenerse la tendencia, El Salvador podría sobrepasar los seis mil asesinatos al finalizar el 2015 y registrar una tasa de más de 96 homicidios por cada cien mil habitantes, cifra sin parangón en lo que va del siglo XXI.
Las autoridades de Seguridad salvadoreñas acusan a las pandillas Barrio 18, Mara Salvatrucha (MS13) y otras minoritarias de mantener los altos índices homicidios para obligar al Ejecutivo a negociar prebendas para sus líderes encarcelados.
También señalan que el número de asesinatos se ha visto incrementado por los pandilleros muertos en los constantes enfrentamientos entre dichos grupos y los cuerpos de seguridad.
En lo que va de año han muerto 45 policías salvadoreños, dos de ellos el pasado fin de semana.
Buscan salida
El Salvador vive un momento de conflictividad social sin precedentes debido a la escalada de violencia homicida generada por las pandillas, que buscan medir fuerzas con el Gobierno, según los analistas.
Las alertas sobre la complicada situación que afronta el país se intensificaron luego de que en la última semana se registraran más de 240 homicidios, incluyendo 14 pandilleros masacrados por una purga interna en el penal de Quezaltepeque, en la periferia norte de San Salvador.
“Estamos ante un grave escenario de conflictividad social sin precedentes y no se ve por ningún lado una solución a corto plazo”, declaró el profesor universitario Roberto Cañas.
Los crímenes son, en gran parte, atribuidos a las pandillas, que cuentan con unos 72 mil miembros, de los cuales 13 mil se encuentran en prisión.
Para contener la violencia, la policía y el ejército, bajo la coordinación de la Fiscalía, desarrollan operativos con detenciones masivas de pandilleros, muchos de los cuales están siendo juzgados como terroristas.
El analista de temas de seguridad, Juan Ramón Medrano, apunta que la confrontación se profundiza en el país, dejándolo en una situación difícil de dilucidar. “El gobierno tiene un plan que le apuesta a disminuir la cantidad de homicidios, la extorsión y el crimen a futuro, pero tiene que presentar resultados”, explica el catedrático.
Medición de fuerzas
El vicepresidente salvadoreño, Óscar Ortiz, advierte las pandillas intentan hacer una demostración de fuerza en momentos que el Estado busca “revertir” la ola criminal.
En una entrevista televisiva, Ortiz explicó que las pandillas muestran su músculo al actuar de forma “indiscriminada contra la población” , reaccionando a las operaciones de la fuerza pública y desatando una especie de guerra interna entre las facciones, como lo que ocurrió en el penal de Quezaltepeque.
El exdiputado y excomandante guerrillero Raúl Mijango, quien se desempeñó como mediador entre pandillas salvadoreñas en el 2012, sostuvo en entrevista que la represión no es la solución, y subrayó que es necesario establecer un “diálogo” con las pandillas.
En lo que va del año han muerto 45 policías y 14 militares. Los medios responsabilizan a las pandillas de estos ataques.
“Esta batalla contra el crimen la vamos a ganar nos va tomar un tiempo, va a ser duro, va a ser difícil, incluso doloroso”, comentó el Vicepresidente en relación a las pérdidas humanas de los enfrentamientos.
Pese al complicado escenario, Ortiz confía en que el Estado se impondrá aunque se produzca un “cierto desangramiento de la familia salvadoreña”.
Costo de la violencia
En enero pasado, el Consejo de Seguridad, integrado por el gobierno y la sociedad civil, presentó un plan contra la violencia que exige una inversión de US$2 mil 100 millones en los próximos cinco años.
Obtener ese financiamiento es un desafío para el Ejecutivo, que según el vicepresidente Ortiz, invierte 12% del PIB por año para atender el problema de la inseguridad.
Para aprender de otras experiencias regionales, los miembros del Consejo de Seguridad se reunieron en Colombia con representantes gubernamentales quienes les explicaron sobre los mecanismos utilizados, con el apoyo de la empresa privada, para financiar la guerra contra la violencia.
Para el analista Juan José Martel, la violencia en El Salvador “es una enfermedad que trae décadas, no se atendió hace 15 o 20 años cuando hubiese sido barato atenderla es grave y el tratamiento que necesita es largo, es doloroso y es costoso”.