Aunque el plan de los republicanos era que el Congreso aprobase este martes el proyecto, el voto que emitió la Cámara de Representantes quedó invalidado por tecnicismos y deberá repetirse de aquí unas horas, por la mañana.
El resultado del voto invalidado en la Cámara Baja fue de 227 a favor (todos republicanos) y 203 en contra (los demócratas y 12 votos conservadores).
Si el resultado se repite y el proyecto queda finalmente aprobado por el Congreso, Trump podrá ratificarlo hoy mismo.
El texto está fundamentalmente dirigido a recortar impuestos a las empresas, al reducir sus aportes al fisco de un 35 % a un 21 %, y a las grandes rentas, con la creación de siete nuevas horquillas de pago fiscal para los individuos.
Según el cálculo efectuado por la Oficina independiente de Presupuesto del Congreso (CBO), la reforma que impulsan los republicanos sumará 1,45 billones al déficit nacional de Estados Unidos en la próxima década.
Otro de los puntos destacados es las reducción de impuesto de sucesiones: la reforma dobla la actual cifra libre de impuestos en las herencias, que pasa de 5,5 a 11 millones de dólares para los individuos y de 11 a 22 millones para los matrimonios.
Estas y otras medidas forman parte del que se considera como el mayor recorte impositivo desde el de Ronald Reagan en 1986.
Además de la bajada de impuestos, los republicanos han incluido aspectos todavía más controvertidos dentro de su reforma fiscal.
Por un lado, deroga la obligación a todos los ciudadanos de tener un seguro médico que figura en la actual ley sanitaria, conocida como Obamacare; y por el otro, autoriza por primera vez las prospecciones de gas y petróleo en una parte del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico.
La presumible aprobación de la reforma fiscal de aquí unas horas supondrá el primer éxito legislativo de Trump, que lleva meses presionando a los congresistas republicanos tras varios sonados fracasos, como la derogación fallida de Obamacare.
“Hoy es un gran día, no solo para la Casa Blanca, no solo para el Congreso, sino también para Estados Unidos”, aseguró en rueda de prensa la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, anticipando que el proyecto llegaría al escritorio de Trump esa misma noche.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, calificó el día de “histórico”, y afirmó que los republicanos están cumpliendo con su compromiso de “devolver a los estadounidenses su dinero”, ya que a su juicio, el actual código fiscal “castiga el trabajo duro”.
En un tuit posterior, el propio Trump felicitó a los líderes republicanos: “¡Felicidades a Paul Ryan, Kevin McCarthy, Kevin Brady, Steve Scalise, Cathy McMorris Rodgers y a todos los maravillosos republicanos de la Cámara que votaron a favor de recortar vuestros impuestos!”.
En este clima eufórico y cuando el debate ya había empezado en el Senado, los demócratas hallaron fallos técnicos en el texto aprobado por la Cámara Baja que torcieron los planes de los republicanos y que fuerzan un nuevo voto por la mañana.
Si la votación sigue, ahora sí, de acuerdo con lo previsto, el presidente podría ratificar hoy mismo el proyecto y lograr así su primer éxito legislativo desde que llegó a la Casa Blanca hace casi un año.
El texto fundamentalmente está dirigido a recortar impuestos a las grandes rentas y las empresas, reduciendo de forma significativa los aportes al fisco para las compañías de un 35 % a un 21 %, mientras que genera siete horquillas de pago fiscal para los individuos.
Además, según el cálculo de la Oficina independiente de Presupuesto del Congreso (CBO), la reforma que impulsan los republicanos sumará 1,45 billones al déficit nacional de Estados Unidos.