Según las encuestas, la votación se decidirá entre el exalcalde de San Salvador, Nayib Bukele, de 37 años, impulsado por el conservador partido Gran Alianza por la Unidad Nacional (Gana) y el empresario de supermercados Carlos Calleja (42), de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena).
Nayib Bukele, el exalcalde que desafía a la política tradicional salvadoreña
Conocido como “el golondrino”, por el emblema de su partido, Nayib Bukele, el carismático exalcalde de San Salvador, logró consolidarse como favorito para las elecciones presidenciales del domingo, con un discurso irreverente ante la desgastada política tradicional.
Bukele, quien gusta lucir jeans, calcetines de colores vivos y muchas veces una gorra con visera hacia atrás, se presenta bajo la bandera celeste de Gana, conservadora.
Con frases cortas que reclaman a la derecha “devuelvan lo robado”, o que “el dinero alcanza cuando nadie roba”, el candidato de Gana tiene empatía con los jóvenes, a quienes mantiene conectados vía redes sociales, y sus propuestas las ha presentado por Facebook Live.
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Como alcalde de San Salvador se identificó con los “millenials”, al grado de proyectarles en la plaza El Salvador del Mundo una película de la serie animé Dragon Ball, participar en competencias de paintball o de juegos mecánicos extremos.
“Esta batalla (electoral) es por cada salvadoreño que ha sido ignorado y abandonado por los gobiernos de turno; por cada salvadoreño que le tocó migrar y dejar todo atrás”, reflexionó Nayib el pasado domingo durante el cierre de la campaña electoral.
Bukele nació el 24 de julio de 1981, hijo del ahora fallecido empresario Armando Bukele, un doctor en química industrial y representante de la comunidad salvadoreña de origen árabe-palestino, y Olga Ortez. Nayib tiene como hermanos a Yamil y Karim Bukele.
Estudió derecho en la jesuita Universidad Centroamericana (UCA) de San Salvador, aunque sus oponentes le cuestionan que no logró graduarse por dedicarse desde los 18 años a trabajar en una empresa de su padre.
Casado con Gabriela Rodríguez en 2014, Bukele reveló hace una semana que esperan un bebé.
Ingreso y expulsión del FMLN
La familia Bukele simpatizaba con los principios de justicia social que enarbolaba la guerrilla izquierdista del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), en los años 80 al grado de brindar refugio a algunos de sus dirigentes, pese al riesgo de cárcel o hasta de muerte que representaba.
Según el libro ¿Quién es Nayib Bukele?, del periodista Geovani Galeas, una tarde de 1987 el candidato vio ingresar en forma secreta a su casa al comandante guerrillero Schafik Handal, uno de los cinco comandantes de la cúpula del FMLN.
Fue así como heredó de su familia la simpatía por la exguerrilla que, tras el fin de la guerra civil de 12 años, se convirtió en partido político en 1992.
En 1999, desde una agencia de publicidad de su familia, Bukele trabajó en una campaña presidencial que el FMLN no pudo ganar, con el excomandante Facundo Guardado como candidato.
Fue hasta 2011 que se ofreció al FMLN para competir por la alcaldía de Nuevo Cuscatlán, un municipio de 10 mil habitantes vecino a la capital, donde Bukele ingresó a la política ganando en la elección de marzo de 2012.
En noviembre de 2014, en el marco del Día Mundial de las Ciudades, la ONU lo invitó para hablar de su transformadora gestión en Nuevo Cuscatlán.
Ante su popularidad, el FMLN lo postuló para recuperar la alcaldía de San Salvador que estaba en manos de la derecha, lo cual logró para período 2015-2018.
Como alcalde de San Salvador, sus proyectos emblema fueron la iluminación de toda la capital y la recuperación y remodelación de parte del centro histórico capitalino.
Pese a que las bases del FMLN lo apoyaron para un segundo período como edil capitalino, el partido lo expulsó el 10 de octubre de 2017 por un altercado con una concejal.
Cuestiona bipartidismo
Durante su campaña, Bukele arremetió contra los 20 años de gobiernos de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y los casi 10 años del FMLN.
“Los mismos de siempre (Arena y FMLN) pensaron que nuestro pueblo nunca iba a despertar, intentaron decirnos incansablemente que hacer las cosas bien era imposible”, sostuvo en su cierre de campaña.
Alentado por todas las encuestas, Bukele anticipó que “el 3 de febrero acabaremos con el bipartidismo, ese día 3 de febrero dejaremos atrás la postguerra de una vez por todas”.
Norma Quintanilla, de 35 años, una mesera de restaurante, dice que Nayib “cumple sus promesas” y que “a ojos cerrados” votará por él. Gracias al rescate del centro histórico histórico capitalino durante su gestión, hace un año logró su trabajo, después de dos años de estar desempleada.
Bukele lleva como compañero de fórmula a Félix Ulloa, un abogado de 67 años, graduado en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Ulloa fue magistrado del primer Tribunal Supremo Electoral (1994-1999) creado tras los acuerdos de paz que terminaron con la guerra civil.
Carlos Calleja, el as de la derecha en la elección presidencial en El Salvador
Desmarcándose de los escándalos de corrupción que salpicaron a dos expresidentes de su partido, Carlos Calleja, un joven empresario de supermercados, es la carta de la derecha para recuperar el poder perdido hace una década en El Salvador.
Amante del sol, la playa y el surf, Calleja se muestra convencido en recuperar la presidencia de la república que su partido, la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), perdió en 2009 ante el partido de la exguerrilla izquierdista, actualmente en el poder.
Calleja, que sin aspavientos habla de cualquier tema, asegura que donará para beneficencia el salario que ganaría como mandatario (US$5 mil 181 mensuales).
De carácter afable, el candidato nació el 11 de febrero de 1976, tiene 42 años y es hijo del empresario Francisco Calleja y Maureen Hakker.
Los primeros tres años de su infancia los vivió en San Salvador, pero luego su familia se marchó a Nueva York, luego de que su padre aseguró ser amenazado de muerte por sectores vinculados a la naciente guerrilla a principios de la década de 1980.
Lejos de pasado corrupto
“Lo que me interesa es el bienestar de los salvadoreños, que juntos podamos sacar adelante el país, por eso me metí a la política”, señaló Calleja en un mensaje en uno de los mitin en el marco de su campaña en San Salvador.
El candidato, quien también habla inglés e italiano, vivió gran parte de su vida en Estados Unidos, donde en 1999 se tituló de Artes Liberales en Middlebury College, y en 2005 obtuvo una maestría en Administración de Empresas en la Escuela de Negocios de la Universidad de Nueva York.
Como candidato presidencial, ha intentado que su imagen no sea salpicada con casos de corrupción de expresidentes de Arena.
“No me culpen por los errores de otros en el pasado”, ha pedido insistentemente tras asegurar que no dará espacio a la corrupción en un eventual gobierno suyo.
Los expresidentes Francisco Flores (1999-2004) y Antonio Saca (2004-2009), ambos de Arena, fueron señalados de actos de corrupción.
Flores falleció en enero de 2016 mientras enfrentaba la justicia por cargos de corrupción, en tanto que Saca fue condenado a 10 años de prisión en setiembre de 2018 por el desvío de más de US$300 millones durante su gestión.
El rentable negocio
Desde su adolescencia, Calleja conoció de cerca el negocio que manejaba su padre, la cadena de supermercados Súper Selectos, actualmente con un centenar de locales en todo en el país.
El negocio fue iniciado en 1950 por su abuelo Daniel Calleja, de origen español, y desde entonces ha resistido la llegada de multinacionales como la cadena Walmart.
En 2011 el candidato de Arena se casó con Andrea Guirola de Calleja con quien tiene dos hijos: Santiago y Miranda.
Siendo el tercero de cuatro hermanos, el candidato presidencial derechista se metió de lleno en los negocios de la familia hasta convertirse en vicepresidente ejecutivo del Grupo Calleja, que también abarca negocios en bienes raíces y servicios financieros.
El candidato ha sido el rostro visible de la Fundación Calleja, dedicada a proyectos sociales y donde se capacita a pequeños agricultores en buenas prácticas de producción y comercialización, y también brinda apoyo a programas educativos en escuelas de niños pobres.
Fiel seguidor del Alianza, club capitalino del futbol local, el aspirante se define como “un hombre de familia, católico y amante del trabajo”.
“Creo que don Carlos (Calleja) puede mejorar el país. Sé que otros presidentes que tuvo Arena hicieron cosas malas, pero él no tiene la culpa de eso y pienso que sí tiene capacidad de dirigir el país”, dijo a la AFP Cindy Cabrera, una ama de casa de 43 años.
Sus contendientes en las elecciones presidenciales le achacan que representa los intereses del sector empresarial y no de la población.
“No sé cómo Calleja podría quitarse la imagen de cercanía con el empresariado, y lo que la gente quiere es ver solucionados sus problemas, no que se siga beneficiando a un sector determinado”, consideró el escritor y analista Geovani Galeas.
Calleja tiene como principal contendiente al popular exalcalde de San Salvador, Nayib Bukele, de 37 años, de la conservadora Gran Alianza por la Unidad Nacional.