Imágenes de vídeo compartidas en redes sociales muestran a uno de los cuidadores del elefante tirar del agitado animal por la cola en un intento desesperado por controlarlo, mientras los devotos que llenaban la calle se apresuraban a escapar.
El portavoz de la policía explicó que 13 personas fueron trasladadas el 6 de julio a un centro hospitalario para tratar sus heridas leves en Kataragama, a 280 kilómetros al sur de Colombo, capital de Sri Lanka.
Un día días del incidente, el vocero del hospital estatal de la localidad declaró que todos los heridos fueron dados de alta para regresar a sus hogares.
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En Sri Lanka, los elefantes son considerados sagrados; no obstante, los leyes contra la crueldad animal no se aplica.
Grupos de defensa de los derechos de los animales critican el uso generalizado de elefantes durante ceremonias en los templos de Sri Lanka.
Un incidente como el del 6 de julio es la primera vez que ocurre. En agosto de 2023, cinco elefantes alterados causaron que decenas de peregrinos saltaran a un lago en la ciudad central de Kandy para escapar.
En esa ocasión, varias personas resultaron heridas y una mujer fue hospitalizada.
Los registros oficiales indican que hay unos 200 elefantes domesticados en el país insular, además de unos 7 mil 500 en estado salvaje.
El gobierno prohibió la captura de elefantes salvajes, pero en los últimos años decenas de crías fueron robadas, a menudo después de que sus madres murieran a manos de sus captores.
En febrero de 2017, el experto en elefantes de Sri Lanka y Director General del Consorcio para la Conservación y Biodiversidad del Elefante, Jayanthe Jayewardene, explicó a DW que “muchas familias de nuevos ricos tratan de mejorar su estatus social comprando una cría de elefante. Cuando crecen, las familias no se deshacen del animal, sino que lo mantienen en casa porque sigue siendo un símbolo de estatus”.
Los defensores de los animales critican que el deseo de poseer crías de elefante supone un problema para los animales por partida doble. Por un lado, se pone en peligro el bienestar de los animales y, en segundo lugar, el número de ejemplares disminuye en estado salvaje.
Prithiviraj Fernando, científico y presidente del Centro para la Conservación y la Investigación de Sri Lanka, también le dijo a DW en 2017 que “la domesticación tradicional implica domar al animal. En este proceso, generalmente se deja que los elefantes estén muertos de hambre, para después golpearlos y recompensarlos”.