La muerte del joven el 19 de abril, tras una semana en coma por las graves lesiones, reabrió la fractura racial de Estados Unidos con la declaración del estado de emergencia en Baltimore, así como el despliegue de la Guardia Nacional, la instauración del toque de queda y centenares de detenciones.
Los seis agentes del cuerpo de Policía local acusados de la muerte de Gray, tres afrodescendientes y tres blancos, serán juzgados por separado.
“Acaben con el racismo ahora” y “necesitamos una reforma policial ya” fueron algunos de los mensajes que los manifestantes mostraron en pancartas a las puertas de la corte de Baltimore, en la que el juez Barry Williams comenzó el proceso para elegir a los 12 miembros del jurado del primer juicio por la muerte de Gray.
Porter, el primer agente en ser juzgado y también afroamericano, está acusado de no haber transportado a Gray de forma segura en el furgón policial y de no haber solicitado para el detenido la atención médica que supuestamente el joven afrodescendiente solicitó y se le negó en varias ocasiones.
El joven podría haber sido sometido a la práctica conocida como el “paseo del cowboy”, en la que los detenidos son trasladados sin cinturón de seguridad en la celda metálica del vehículo entre frenazos y giros bruscos para que resulten golpeados.
Estados Unidos ha vivido varios momentos cargados de tensión racial desde hace más de un año, especialmente desde la muerte en Ferguson (Misuri) en agosto del 2014 del joven afrodescendiente desarmado Michael Brown a manos de un agente blanco, que luego fue exonerado de todos los cargos.
La muerte de otros afroamericanos por disparos de policías blancos ha provocado el nacimiento de un nuevo movimiento civil a nivel nacional, llamado “Black Lives Matter” (“Las vidas negras importan”) y que reclama el fin de la violencia policial contra la comunidad afroamericana.