En 2019, Carroll, columnista de revistas y autora, había acusado al entonces presidente Donald Trump de violarla hacía casi 25 años en el probador de una tienda departamental de Manhattan, y publicó la acusación en la revista New York.
Ella habló en una conferencia de prensa en el Capitolio estatal de Albany junto a otros sobrevivientes de abuso sexual y envió cartas desesperadas a los miembros de la Asamblea, para pedirles que aprobaran la ley.
“Permanecí en silencio durante años después de ser atacada”, escribió Carroll, “y al permanecer en silencio perdí la oportunidad de exigir que mi violador pagara por su delito”.
La medida fue aprobada y poco después de la medianoche del 24 de noviembre, cuando entró en vigor, Carroll demandó a Trump. Este martes, ese caso está programado para llevarse a juicio ante el Tribunal de Distrito de Estados Unidos en Manhattan, donde, tras años de acusaciones y airadas negativas en artículos, entrevistas y redes sociales, se le encomendará a un jurado determinar la verdad.
El proceso tendrá lugar en medio de un aluvión de causas judiciales contra Trump, quien se postula para recuperar la presidencia y argumenta que las demandas e investigaciones pretenden hundirlo.
Este juicio se produce pocas semanas después de la comparecencia de Trump ante la Corte Suprema de Manhattan, donde se declaró no culpable de los cargos de fraude derivados del pago de dinero para silenciar a una actriz porno y de otra comparecencia reciente en Manhattan en la que fue interrogado bajo juramento en una demanda civil por fraude presentada por la fiscal general de Nueva York, Letitia James.
Trump también enfrenta una investigación penal por parte del fiscal de distrito del condado de Fulton, Georgia, por su presunta interferencia en las elecciones de 2020; por parte de un abogado especial federal por su decisión de guardar documentos confidenciales del gobierno en su residencia de Mar-a-Lago y por su implicación en los acontecimientos que condujeron al ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021. En todos los casos ha negado haber cometido delito alguno.
Luego de su comparecencia para informarle de los cargos que se le imputaban, se dio un aluvión de noticias. Su historial de ataques a jueces, autoridades de procuración de justicia e incluso a miembros del jurado en otros asuntos, ha llevado al juez del caso de Carroll, Lewis A. Kaplan, a tomar medidas para proteger a los miembros del jurado que pudieran temer represalias por parte de los seguidores del expresidente: ordenó que se mantuvieran en el anonimato, incluso frente a los abogados y las partes involucradas.
Trump, de 76 años, ha negado haber violado a Carroll, de 79, y la ha atacado repetidamente en declaraciones públicas y en las redes sociales, tanto mientras ocupaba la presidencia como tras dejar de ocupar el cargo. En 2019, afirmó que la acusación de Carroll era “por completo falsa” y dijo que no podía haberla violado porque no era su “tipo”.
Más recientemente, en octubre, en una publicación de Truth Social, Trump calificó su caso como “una absoluta estafa”. Dijo que su acusación era “un engaño y una mentira” y que la supuesta violación “nunca ocurrió”.
Trump no está obligado a asistir al juicio, que se espera que dure entre una y dos semanas, y el juez señaló en un auto reciente que los abogados de Carroll han dejado claro que no tienen intención de llamarlo a testificar.
Roberta A. Kaplan, abogada de Carroll, y Joseph Tacopina, abogado de Trump, no quisieron hacer comentarios. Pero en documentos judiciales recientes, resumieron sus argumentos de esta manera:
“El ataque sexual de Trump le ha ocasionado a Carroll daños psicológicos perdurables, pérdida de dignidad y relaciones íntimas y la invasión de su privacidad”, escribieron los abogados de Carroll.
Además, agregaron que la publicación de Trump en Truth Social de octubre difamó a su clienta, dañó su reputación y le ocasionó daño emocional y profesional.
Los abogados de Trump, en su resumen, señalan la falta de testigos o evidencias fotográficas o de video, “lo cual no es de sorprender”, dicen, “porque el presunto incidente nunca ocurrió”.
Acusan a Carroll de fabricar su acusación de violación “para vender un libro y por razones políticas”. Si Trump no testifica, el resultado del caso de Carroll podría depender de cómo le vaya en el contrainterrogatorio.
Las pruebas que se presenten en el juicio serán determinantes para el relato ofrecido en la demanda de Carroll, quien afirma que una noche, a mediados de los noventa, se encontraba en los grandes almacenes de lujo Bergdorf Goodman, de los que era clienta habitual.
Cuando salía por una puerta lateral giratoria de la calle 58, Trump entró por la misma puerta y la reconoció, según la demanda.
Ella afirma que los dos se habían visto al menos una vez antes y que frecuentaban los mismos círculos mediáticos en la ciudad de Nueva York. Carroll era conductora de un programa de televisión diario llamado “Ask E. Jean” en America’s Talking, un canal de cable que dirigía Roger Ailes, quien después fue director de Fox News.
“¡Oye, tú eres esa señora de los consejos!”, exclamó Trump, según la demanda, y Carroll respondió: “¡Oye, tú eres ese magnate inmobiliario!”.
Según la demanda, Trump dijo que estaba en Bergdorf para comprar un regalo para “una chica” y le pidió a Carroll su ayuda. Carroll le siguió la corriente, pensando que le contaría alguna anécdota divertida.
Acabaron subiendo por las escaleras eléctricas hasta la sección de lencería, que estaba inusualmente vacía, sin ningún dependiente presente, según la demanda.
La ausencia de compradores es un punto que los abogados de Trump han citado para cuestionar el relato de Carroll.
En la presentación de esta semana para resumir los argumentos de ambas partes, los abogados de Trump dijeron: “La demandante afirma que no había clientes ni personal en ninguna parte ni antes ni durante ni después del presunto incidente. Tal noción es inverosímil dado que Bergdorf Goodman es una conocida tienda departamental situada en la Quinta Avenida de Manhattan”.
Según la demanda, en el departamento de lencería vieron un leotardo de tela traslúcida de color gris lila. Trump lo tomó e insistió en que Carroll se lo probara. A continuación, Trump tomó a Carroll del brazo, la condujo al probador y cerró la puerta tras ellos, según la demanda.
Se abalanzó sobre ella, la empujó contra la pared, le golpeó la cabeza y le puso la boca en los labios, según la demanda. De acuerdo con lo escrito en la demanda, Carroll lo empujó hacia atrás.
Trump la inmovilizó de nuevo con el hombro contra la pared, le metió la mano bajo el abrigo y le bajó las medias. Después, la violó.
La demanda de Carroll afirma que ella trató de darle un pisotón con sus zapatos de tacón; trató de empujarlo con una mano y por último, logró levantar la rodilla lo suficiente como para quitárselo de encima. Huyó de la tienda por la Quinta Avenida, según la demanda.
Tras salir de Bergdorf, Carroll llamó de inmediato a una amiga, Lisa Birnbach, autora y periodista, y le contó lo que había ocurrido.
Birnbach le suplicó a su amiga que fuera a la policía, dice la demanda. Carroll no quería y le suplicó a Birnbach que nunca contara lo que ocurrió.
Carroll también se lo contó a otra amiga, Carol Martin, presentadora de noticias en Nueva York. Ella le aconsejó a Carroll que no se lo contara a nadie, ya que Trump tenía muchos abogados y que “acabaría con tu carrera”. Carroll siguió el consejo de Martin, según la demanda.
Birnbach y Martin están entre los testigos que Carroll ha enumerado en los documentos judiciales.
Según la demanda, Carroll no volvió a mencionar la violación durante más de 20 años, hasta que escribió su relato y luego presentó su demanda para demostrar que Trump la violó y mintió al respecto.