La octava víctima fue una menor que recibió en el rostro un proyectil “disparado por uno de los delincuentes” en el centro comercial donde se encontraba con su familia el domingo en la noche.
La pequeña falleció mientras recibía atención médica y su padre sufrió una herida superficial de bala.
Los choques comenzaron el domingo recién pasado por la tarde. En el primer incidente las fuerzas de seguridad dieron el alto a una camioneta por exceso de velocidad. Los ocupantes se bajaron del vehículo y abrieron fuego y los policías respondieron dando muerte a tres.
En el interior de la camioneta se encontraron tres armas largas, cargadores, cartuchos para fusiles de gran potencia, chalecos antibalas y paquetes de marihuana que llevaban escondidos en una maleta.
La balacera desencadenó una serie de persecuciones. En un segundo tiroteo agentes estatales se enfrentaron con personas que viajaban en dos camionetas.
En ese incidente murieron tres civiles armados, a quienes también se les decomisó armamento y equipo táctico.
Otro grupo de supuestos delincuentes intentaron refugiarse en un centro comercial lleno de gente. Soldados mexicanos acudieron al lugar, donde se produjo un nuevo tiroteo en el que murió la niña.
En Matamoros se han registrado otros casos de muertes de civiles en enfrentamientos entre integrantes del crimen organizado y policías.
En junio del 2015 un niño de siete años murió al recibir un balazo en la cabeza. El menor viajaba en el automóvil de su padre camino a la escuela con otros amigos.
Matamoros, en plena frontera con Estados Unidos, es el bastión del cártel del Golfo, un grupo criminal que opera casi en la mayor parte de la zona norte de Tamaulipas.
En tanto en el sureño estado de Guerrero al menos nueve hombres murieron al enfrentarse a tiros al término de una fiesta en la comunidad de Las Tecomacas, municipio de Coyuca de Catalán, de acuerdo con un reporte de la Fiscalía General del Estado.
Los hechos se registraron el sábado en una fiesta de 15 años tras la cual algunos hombres comenzaron a discutir y pasaron a las armas. El enfrentamiento, en el que se utilizaron fusiles de asalto calibre, se generalizó en la comunidad vecina de El Cundancito, cercana al lugar de la fiesta.
Cuando las autoridades intentaron ingresar a la comunidad fueron recibidas a los tiros por desconocidos que les disparaban desde lo alto de las montañas.