Luego de esta masacre, salieron a la luz varios testimonios de los padres de los alumnos de la escuela primaria Robb, quienes vivieron momentos de angustia al intentar salvar a sus hijos,
Gladys Castillón, madre de uno de los niños presentes el tiroteo, confesó haber ingresado al colegio después de que el asesino fue abatido por la policía para buscar a su hija.
Durante estos angustiantes minutos, Gladys pudo ver a varios menores heridos en el piso llorando de dolor y miedo por lo sucedido, hasta que, horas más tarde, logró reunirse con su pequeña.
“Yo no podía parar de llorar y abrazarla, yo solamente estaba agradecida con Dios por tenerla en mis brazos, pero sentía un dolor ajeno al ver a toda la comunidad conmovida, madres que sus hijos no estaban ahí”, reveló en una entrevista con Telemundo.
Gladys también declaró que, al llegar a su casa, su hija no quiso hablar sobre el tiroteo ya que permanecía en shock a raíz del macabro ataque de Salvador Ramos.
Sin embargo, al día siguiente le reveló detalles sobre lo sucedido y dijo que ella y sus compañeros de clase estaban cerca del salón donde inició el tiroteo.
“De repente, mami, nos dicen que corramos y nos refugiemos en cualquier aula, corrimos todos, entramos a un salón, apagaron las luces, estuvimos en silencio, pero empezamos oír a los niños gritar y llorar, empezamos a escuchar los impactos de bala y una risa, una carcajada”, comentó la pequeña.
Asimismo, indicó que su hija le dijo que durante el ataque se escuchaba la risa del asesino, la cual era “demoníaca”.
“Mi hija dice que es lo que sigue escuchando, la risa del tirador, la que describe como la risa del demonio”, reveló la madre de la menor.