Internacional

Estudian desde un árbol para recibir señal de internet: el caso de dos hermanas salvadoreñas que conmueve a todos

Hermanas salvadoreñas encaran grandes desafíos para recibir clases a distancia.

Matilde y Marlene Pimentel Álvarez se trepan a un árbol en la comunidad El Tigre, El Salvador, para conseguir señal de internet y continuar con sus clases virtuales. (Foto Prensa Libre: AFP)

Matilde y Marlene Pimentel Álvarez se trepan a un árbol en la comunidad El Tigre, El Salvador, para conseguir señal de internet y continuar con sus clases virtuales. (Foto Prensa Libre: AFP)

Las hermanas Matilde y Marlene Pimentel Álvarez llevan cuesta arriba sus estudios universitarios: a diario deben subir una montaña en el oeste de El Salvador y luego encaramarse a un árbol para obtener la señal que les permita seguir sus clases virtuales.

“A la mayoría que vivimos en zonas rurales nos está siendo difícil (estudiar). No hay cobertura de internet”, declaró Matilde, una joven estudiante de matemática de 22 años de edad.

La acompaña su hermana Marlene (19), quien aspira ser licenciada en Estadística. Ambas quieren ser las primeras de su familia en graduarse en la estatal Universidad de El Salvador (UES).

La lucha de estas hermanas es la de miles de salvadoreños, en especial en zonas rurales, que deben hacer malabares para estudiar en forma remota desde que en marzo se suspendieron las clases presenciales por la pandemia de Covid-19.

Las clases virtuales se mantendrán en escuelas, colegios y universidades de El Salvador por lo que resta del año.

Para llegar al punto donde hay señal de internet, las hermanas Matilde y Marlene Pimentel Álvarez deben caminar entre la maleza. (Foto Prensa Libre: AFP)

Las Pimentel residen en el cantón El Tigre, casi en la frontera con Guatemala, donde lograr una conexión a internet es casi un milagro.

La conmovedora historia de estas hermanas trascendió cuando el subinspector de la policía Castro Ruiz patrullaba la montaña El Tigre y localizó a Matilde “en medio de la nada”, en la vereda que conduce a un frondoso árbol de aceituno.

Las hermandas salvadoreñas Matilde y Marlene Pimentel Álvarez cargan con un paraguas y mesas para acomodar sus útiles entre la montaña. (Foto Prensa Libre: AFP)

Al encontrar a Matilde en el monte “la primera impresión que tuve es que algo le había pasado”, narró Castro Ruiz.

Cuando el jefe policial le preguntó si algo le había pasado, Matilde respondió: “¡solo voy a estudiar!”.

Asombrado, Castro Ruiz, insistió en saber por qué estudiar allí, a lo que Matilde le explicó que solo en ese lugar podía conectarse a internet para recibir su clase virtual.

Conmovido por la “historia positiva” de la montaña, el jefe policial tomó una foto que compartió en Facebook y se hizo viral.

Subir a la copa del árbol es una tarea difícil, pero para las hermandas Matilde y Marlene Pimentel Álvarez no es imposible. (Foto Prensa Libre: AFP)

 

Peligroso camino

Para llegar a la cima de la montaña en plena temporada de lluvias, las hermanas caminan un kilómetro por una resbaladiza vereda entre la maleza y sorteando el peligro de escurridizas culebras que les “asustan”.

Ascender al pico de la montaña no resulta fácil para las hermanas, que cargan con un paraguas, mesa plegable y sillas para improvisar el aula al aire libre.

Desde lo alto del árbol de aceituno, Marlene dice “esta es la única forma que logramos un poquito de señal, a veces ni aquí funciona (internet).

Las hermandas salvadoreñas Matilde y Marlene Pimentel Álvarez deben ubicar su teléfono celular en determinados puntos para tener señal de internet. (Foto Prensa Libre: AFP)

Marlene admitió sentir “miedo” porque caerse del árbol las puede “mandar al hospital”, y porque al caminar entre la maleza se les atraviesan “animales venenosos”, en referencia a las culebras de la zona.

Matilde es la séptima de 10 hermanos y Marlene la octava. Venden pan los fines de semana para ayudar a su padre Porfirio Pimentel, dedicado a cultivar maíz, frijol y ayote (calabaza).

Brecha Digital

Érick Palacios, un becario universitario que vive unos 20 km al oeste de San Salvador, en la comunidad Ojo de Agua, en el poblado de Huizúcar, también debe subir a un cerro de ripio para acceder a internet.

“Me vine acá porque me di cuenta de que estaba despejado (…) me dio la señal”, contó Érick, de 20 años, quien cursa la licenciatura de Comunicaciones en la privada Universidad José Matías Delgado.

Érick Palacios, un becario universitario que vive unos 20 km al oeste de San Salvador, también camina largas distancias en busca de internet. (Foto Prensa Libre: AFP)

Bajo un paraguas rojo y blanco y sentado sobre tres ladrillos, Érick relato que recibir clases de esa forma “es incómodo” por los mosquitos que debe repeler.

En la búsqueda de superar la deficitaria señal de internet, Erick se dispone a recorrer el cantón Ojo de Agua con el fin de juntar firmas de estudiantes para luego presentarlas a las compañías de internet, para que vean que hay “interesados en un buen servicio”.

En El Salvador, con una cadena volcánica que dificulta las señales de microondas en un territorio de 20 mil 742 km2 y 6.6 millones de habitantes, solo 58.6% de la población es usuaria de internet, según Internet World Status (IWS).