Fue así como después de multitudinarias manifestaciones y de décadas de gobiernos corruptos que no solucionaron los problemas más urgentes del país, los votantes compraron la idea de Morales, un actor de comedias, quien la vendió como “ni corrupto ni ladrón”.
En Estados Unidos el magnate inmobiliario Donald Trump parece que trata de llegar a la Casa Blanca con el mismo discurso. A inicios de la campaña nadie pensó que Trump, un candidato sin experiencia, podría lograr la nominación republicana, meses después los críticos tuvieron que tragase sus palabras ya que prácticamente es el virtual nominado por el Partido Republicano.
Polémico en sus discursos, Trump no ha vacilado en arremeter contra la inmigración ilegal, ha prometido construir un muro en la frontera con México y expulsar a más de 11 millones de indocumentados.
Por si eso fuera poco, también ha sugerido vedar el ingreso de los musulmanes a EE. UU. hasta que cesen las amenazas terroristas. Su discurso, quienes muchos ven sincero, ha ganado la simpatía de millones de estadounidenses quienes sueñan con que en 2017 presidirá la nación más poderosa del mundo.
El caso de Castañeda
El excanciller mexicano también le apunta a venderse como un político diferente, por ejemplo, promete retirar a los soldados desplegados desde hace una década en las calles para combatir el narcotráfico y legalizar la marihuana.
En la sala de su departamento de lujo en la capital mexicana, rodeado de cientos de libros y fotografías con figuras internacionales, entre ellas el cubano Fidel Castro, Castañeda dice que fue “tortuoso” el camino para lograr las candidaturas independientes.
El político, de 63 años, con una licenciatura en Economía de la Universidad de Princeton y doctorado en Historia Económica de La Sorbona, intentó infructuosamente ser candidato independiente en las presidenciales de 2006, tras perder un recurso de amparo.
Las candidaturas independientes fueron habilitadas en una reforma política promulgada en 2014, y fueron posibles a partir de los comicios intermedios de 2015.
En esas elecciones los postulantes independientes a cargos federales obtuvieron apenas 0,57% de los votos, pero surgió el primer gobernador independiente en el estado de Nuevo León: Jaime Rodríguez, alias “Bronco”.
Mexicanos “detestan” los partidos
Castañeda asegura que el Partido Revolucionario Institucional (PRI, en el poder), el conservador Partido Acción Nacional (PAN) y el de la Revolución Democrática (PRD, izquierda), “se opusieron a los candidatos independientes y lo siguen haciendo” porque saben que “la gente los detesta”.
Fue canciller durante el mandato de Vicente Fox (2000-2006), del PAN, cuyo ascenso puso fin una hegemonía de siete décadas del PRI.
Castañeda ha sido asesor tanto de candidatos de izquierda como de derecha, pero solo militó en el extinto Partido Comunista, aunque tuvo tensas relaciones con Cuba durante su desempeño como canciller.
En el último de sus libros, titulado “Sólo así: por una agenda independiente”, Castañeda atribuye el desencanto de los mexicanos a los partidos tradicionales.
Atribuye a esos partidos el alto nivel de impunidad y violación de los derechos humanos registrados durante la guerra militarizada contra el narcotráfico, que en una década dejó más de 100 mil muertos o desaparecidos.
“La impunidad (…) se extendió pronto a la corrupción que no se erradicó en el sexenio de Fox (2000-2006) y se agudizó a escala estatal y municipal con (Felipe) Calderón (2006-2012). En la percepción de la sociedad, explotó con (Enrique) Peña Nieto (2012-2018)”, apunta.
El presidente Peña Nieto se ha opuesto a que los soldados dejen la lucha antidrogas. Castañeda afirma que, de ser presidente, ordenaría “de inmediato” su regreso a los cuarteles.
El índice de letalidad de las fuerzas armadas mexicanas, prosigue, “es de los más elevados. El ejército mata a más gente de la que hiere porque son ejecuciones extrajudiciales”.
Y las torturas, asesta, no son hechos aislados, forman parte del “del modus operandi del sistema de justicia de México”.
Marihuana y Trump
Su agenda para detener la violencia la completaría con la propuesta para “legalizar la marihuana en todo el esquema; producción, comercio y posesión”.
Hijo del también excanciller Jorge Castañeda y Álvarez de la Rosa (1979-1982), el político, seco en el trato, considera que no es necesario “llegarle” a todo el electorado mexicano —de unos 84 millones— para ganar la elección presidencial de 2018.
“Los últimos dos presidentes han sido electos con treinta y pico (por ciento) de los votos”, dice, y apunta que en 2018 sólo debe haber un candidato independiente para que pueda realmente competir.
Castañeda considera que la actuación del primer gobernador independiente de México, Jaime “Bronco” Rodríguez, es fundamental para el futuro de esa figura electoral, aunque —dice— es pronto para evaluarlo.
Pese a que afirma con una sonrisa que achica sus ojos azules que su personalidad es “sumamente” distinta a la del rudo Rodríguez, a quien apoyó para ganar Nuevo León, sus calificaciones contra el gobierno suelen ser retumbantes.
Autor de más de una decena de libros, como “Límites en la Amistad: México y Estados Unidos”, Castañeda considera “patética” la reacción del gobierno de Peña Nieto a las aseveraciones del candidato republicano estadounidense Donald Trump contra los mexicanos.
Peña Nieto, considera Castañeda, debería responderle en foros estadounidenses porque, de lo contrario, “no se le aclara a los sectores más importantes de Estados Unidos que ese tipo de posturas son altamente dañinas para la relación entre México y Estados Unidos”.