En una rueda de prensa, Dean identificó al atacante como Ian David Long, un exmarine de 28 años conocido por la policía.
Fue hallado muerto en el lugar. “Creemos que se disparó”, dijo Dean.
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Long estaba armado con una pistola Glock comprada legalmente, y equipada con un cargador más grande que el de diez balas para el que está normalmente concebida, explicó.
En el lugar, Jason Coffman esperaba por noticias de su hijo Cody, de 22 años.
“La última vez que lo vi, me dijo adiós y se fue al Borderline”, dijo sollozando a periodistas.
Unos minutos más tarde recibió una llamada telefónica y se hundió en lágrimas.
El ataque también dejó un número indeterminado de heridos, que fueron admitidos en varios hospitales de la zona.
Según Los Angeles Times, 18 personas recibían cuidados médicos tras resultar con lesiones al escapar en medio del tiroteo, pero no se trataba de heridas de bala en esos casos.
Varios testigos que se hallaban en el Borderline describieron un hombre imponente, completamente vestido de negro, con lentes, barbudo o con el rostro tapado por una bufanda negra, según los testimonios, y con una pistola de grueso calibre.
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Con la investigación en curso, “nada me lleva, a mí o al FBI, a pensar que existe un vínculo terrorista”, dijo el sheriff Dean.
Dean explicó que la policía ha tenido “contacto con Long a lo largo de los años por eventos menores”. En abril, fue atendido por expertos en psicología de la policía por comportarse de “manera irracional”, agregó.
“No vimos hacia atrás”
“Sacó un arma y comenzó a disparar”, dijo a la AFP Holden Harrah, un joven de 20 años que frecuenta ese bar, detallando que debió “arrastrarse” para escapar y encontrar su auto.
El Borderline Bar and Grill organizaba todos los miércoles noches estudiantiles, abiertas a jóvenes mayores de 18 años, cuando generalmente hay que tener 21 años -la edad legal para beber- para entrar a un bar en Estados Unidos.
Matt Wennerstron, un estudiante de 20 años también asiduo del lugar, dijo que el atacante “hizo tantos disparos como pudo”. “Cuando empezó a recargar sacamos a la gente de ahí y no vimos hacia atrás”, dijo.
“Disparó mucho, al menos una treintena de veces. Todavía escuchaba los tiros cuando todo el mundo había abandonado el bar”, dijo a Los Angeles Times un testigo no identificado.
Otros testigos afirmaron que el atacante había lanzado una bomba de humo.
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“Bang, bang”
La mayoría de los testigos citados por los medios estadounidenses eran estudiantes universitarios que describieron escenas de pánico.
“Todo el mundo se tiró al suelo rápidamente. Todo el mundo quería salir lo más rápido posible”, declaró a la AFP una joven que escapó junto a una amiga por una ventana de la cocina.
Jasmin Alexander, que estaba con un grupo de 15 amigos en el bar, narró una escena de caos y confusión cuando los disparos empezaron.
“Era un miércoles normal. Estábamos en el bar, divirtiéndonos, bailando”, dijo la joven a periodistas tras escapar del tiroteo. “De pronto escuchamos el 'bang, bang' de los disparos y se volvió una locura y la gente empezó a empujar”.
“Pensamos que era una broma, no lo tomamos en serio al principio porque sonaba como petardos. Y luego todo el mundo se tiró al piso”, afirmó.
El presidente Donald Trump escribió en Twitter que había sido informado del “terrible tiroteo”.
Estados Unidos es escenario frecuente de tiroteos en lugares públicos. Hace 10 días, 11 personas murieron en una sinagoga en la ciudad de Pittsburgh, en el peor ataque antisemita perpetrado en el país.
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