Las bombas no explotaron, pero son consideradas un indicio de la posible planificación y gravedad de la amenaza insurreccional para el Congreso estadounidense por parte de los partidarios del entonces presidente Donald Trump.
Algunos analistas, incluido el exjefe de la Policía del Capitolio, sospechan que las bombas pueden haber sido diseñadas como una distracción intencional para desviar a las fuerzas de seguridad y que los atacantes pudieran entrar por la fuerza en el edificio del Capitolio.
El Buró Federal de Investigaciones (FBI, policía federal) ofrecía hasta ahora una recompensa de US$50 mil por pistas sobre la identidad de la persona. Sin embargo, este jueves 21 de enero amplió la cifra a US$75 mil.
Las pesquisas se han centrado en parte en las zapatillas de baloncesto algo poco comunes que llevaba el sospechoso, el modelo Air Max Speed Turf de Nike.
Cientos de personas podrían ser procesadas por el ataque del 6 de enero. Ese día, partidarios de Trump asaltaron el Congreso para detener la certificación de la victoria de Joe Biden, alegando que hubo fraude en las elecciones de noviembre.
Pero la asonada fracasó y el demócrata fue investido el miércoles como el 46 presidente de Estados Unidos. Trump, en tanto, fue acusado por la Cámara de Representantes de alentar el ataque y aguarda un juicio político por “incitar a la insurrección”.
El gobierno federal presentó hasta ahora cargos contra 117 personas involucradas en la toma, según un conteo del Programa de Extremismo de la Universidad George Washington.
Muchos han sido identificados por publicaciones en las redes sociales, videos que ellos mismos tomaron del asalto y publicaron online, y consejos de expertos en activismo de ultraderecha.
Según los datos del Programa de Extremismo, entre los acusados hay 102 hombres y 15 mujeres provenientes de 35 estados y la capital federal Washington.
La mayoría de ellos fueron acusados de ingreso ilegal al Capitolio y conducta violenta, pero algunos también fueron inculpados de agresión y otros delitos.
Los cargos para algunos podrían volverse más serios: el martes tres personas fueron acusadas de conspiración en el ataque.
Los tres, asociados con el violento grupo de extrema derecha Oath Keepers, “planearon (…) asaltar por la fuerza el Capitolio de Estados Unidos”, según documentos judiciales.