Duterte explicó que la presencia del grupo narcotraficante mexicano en territorio filipino se debe a que Estados Unidos ha aumentado la lucha contra el narcotráfico.
Más de 500 supuestos traficantes y drogadictos han muerto en Filipinas en operaciones policiales y a manos de grupos civiles conocidos como “vigilantes” desde que Duterte ganó las elecciones presidenciales del 9 de mayo, según el recuento de los medios locales.
Seis personas fallecieron el miércoles en una operación policial en la residencia del Rolando Espinosa, alcalde de la localidad de Albuera, en la provincia de Leyte (centro).
Hace dos días, Duterte acusó públicamente al alcalde y a su hijo Kerwin de estar involucrados en el tráfico de drogas y les dio 24 horas para entregarse.
El regidor se entregó al día siguiente, pero su hijo sigue en paradero desconocido.