El programa de la celebración, cuyo punto álgido tendrá lugar el 6 de diciembre, justo cien años después de que el Parlamento finés declarase su independencia de Rusia, incluye cientos de conciertos, conferencias, exposiciones y otros eventos culturales a lo ancho de su geografía nacional y en sus embajadas por todo el mundo.
Finlandia perteneció al Reino de Suecia durante casi siete siglos, desde el siglo XII hasta 1809, año en el que pasó a formar parte del Imperio Ruso como un gran ducado autónomo.
Cuando el Parlamento de Helsinki declaró su independencia de Rusia en 1917, meses después del triunfo de la Revolución Rusa, era uno de los países más pobres y menos desarrollados de Europa.
Sin embargo, la sociedad finlandesa ha registrado una impresionante metamorfosis a lo largo del último siglo hasta transformarse en una nación próspera e igualitaria, a menudo envidiada por sus avances socioeconómicos.
El sistema educativo finés, considerado uno de los mejores del mundo, es probablemente el logro que despierta más admiración a nivel internacional por sus excelentes resultados en las pruebas de evaluación de alumnos PISA que elabora la OCDE.
Tanto es así que todos los años, desde la publicación en el 2000 del primer informe PISA, visitan el país nórdico miles de políticos y expertos en educación de todo el mundo para aprender los secretos del modelo educativo finés, un fenómeno que la prensa local bautizó con cierta sorna como “turismo PISA”.
Pero no es el único logro. En el 2016 Finlandia fue declarado por séptimo año consecutivo el país con mayor libertad de prensa del mundo en el informe anual que elabora la organización Reporteros sin Fronteras.
También encabezó el escalafón mundial de los países más estables políticamente, según la oenegé estadounidense Fund for Peace, y la lista de los Estados más respetuosos con el medio ambiente, de acuerdo a un estudio de la Universidad de Yale.
Transparency International considera a Finlandia el segundo país menos corrupto del mundo, por detrás de Dinamarca, y ocupa también la segunda posición en las listas de innovación y de igualdad de género que elabora el World Economic Forum.
Transparency International considera a Finlandia el segundo país menos corrupto del mundo, por detrás de Dinamarca, y ocupa también la segunda posición en las listas de innovación y de igualdad de género que elabora el World Economic Forum.
En el 2016 Finlandia fue declarado por séptimo año consecutivo el país con mayor libertad de prensa del mundo en el informe anual que elabora la organización Reporteros sin Fronteras.
Asimismo, sólo Dinamarca supera a Finlandia en la tabla de países con mejor calidad de vida de la Unión Europea (UE), según un estudio comparativo de la agencia europea de estadística Eurostat.
Los expertos locales hablan del “milagro económico finlandés” para describir la profunda transformación del país a partir de su independencia, desde una sociedad profundamente agraria a una de las naciones punteras en innovación y tecnología.
En cierto modo, sólo un milagro puede explicar que un país de apenas 5.5 millones de habitantes fuese la cuna de una empresa como Nokia, el gigante que dominó durante más de una década el mercado mundial de la telefonía móvil, antes de sucumbir a su propia inoperancia.
“Los elementos clave del éxito del país son un fuerte compromiso con la igualdad, una educación básica de alta calidad para todos, una mentalidad pragmática y una toma de decisiones políticas basada en el consenso, incluso en tiempos de crisis”, explica la web oficial de promoción de Finlandia.
“Al tener limitados recursos naturales, Finlandia siempre ha dependido de sus recursos humanos: gente inteligente, bien preparada e innovadora que se esfuerza por hacer más con menos”, resume.
Pero Finlandia está lejos de ser un paraíso. A su riguroso clima, no apto para frioleros, se une la oscuridad de los meses invernales, que provoca el llamado síndrome afectivo estacional, un decaimiento físico y anímico causado por la escasez prolongada de luz solar.
Esa oscuridad invernal, unida a ciertos condicionantes genéticos, hace que el país nórdico, pese a los esfuerzos de las autoridades, figure también en los primeros puestos de otro tipo de escalafones menos positivos, como los que miden el índice de suicidios, los problemas de alcoholismo y la violencia de género.
No obstante, esos problemas afectan a un porcentaje relativamente pequeño de la población, ya que la gran mayoría de finlandeses está muy satisfecha con su situación, como demuestra el hecho de que Finlandia sea actualmente el quinto país más feliz del mundo, según un estudio de la Universidad de Columbia.