“Considerando que una de las formas de pago de coimas dentro de la trama montada en Petrobras eran las donaciones electorales, se debe destacar que, desde el 2005, Lula admitió haber sabido sobre esas prácticas de financiación ilegal de las campañas políticas” , añade el documento obtenido por “O Estado de Sao Paulo”.
También sostiene que “Lula sabía que las empresas hacían donaciones electorales por fuera y que había un ávido reparto de los cargos públicos” a fin de facilitar esas irregularidades.
De esa manera, los fiscales afirman que “no es creíble” que Lula “desconociera la motivación de los pagos en negro para campañas”, que fue, según los investigadores, uno de los objetivos principales de la red de corrupción detectada en Petrobras, que salpica a medio centenar de dirigentes de casi todo el espectro político.
El documento reafirma que “esa estructura criminal” en Petrobras “perduró por lo menos una década” , que sitúa entre el 2004 y el 2014, lo cual coincide con los dos mandatos de Lula (2003-2011) y el primero de Dilma Rousseff, su sucesora y suspendida de sus funciones desde mayo pasado para responder a un juicio de destitución.
Asimismo, incluye entre los beneficiados de esas corruptelas a otros dirigentes del Partido de los Trabajadores (PT) , fundado por Lula, y a líderes de formaciones que integraron la coalición que le acompañó en el Gobierno, heredada luego por Rousseff.
El documento también hace referencia a las empresas privadas que participaban en la red de corrupción, que obtenían con Petrobras contratos amañados, cuyos precios eran inflados a fin de repartir luego las diferencias.
“Ejecutivos de las mayores constructoras del país, que se reunían y viajaban con Lula, participaban de la trama criminal, incurrían en fraudes en las licitaciones de Petrobras y pagaban coimas”, afirma.
En ese marco, agrega que, “considerando que todas esas figuras, directamente implicadas en esa estratagema criminal, orbitaban en torno a Lula y al PT, no es creíble que desconociera la existencia de esos ilícitos” .
Lula, quien ha sido acusado de “saber” de esas corruptelas por algunos de los implicados, como el exsenador del PT Delcidio Amaral, niega a rajatabla que hubiera tenido conocimiento y ha afirmado que es víctima de una “persecución política y judicial” .
El expresidente le ha dado carácter internacional a su defensa y hace diez días denunció esa supuesta persecución ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que tiene sede en Ginebra.
En un proceso paralelo al abierto por la justicia en torno a la empresa Petrobras, Lula responde ya formalmente por el cargo de intentar obstruir la acción de la justicia, por un supuesto intento de soborno a uno de los implicados en la corrupción petrolera.