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A partir de los restos recolectados en 2014 en la Isla Marambio, donde Argentina tiene la mayor de sus bases antárticas, los científicos pudieron determinar la especie y esperan establecer con mayor precisión los movimientos y hábitos de este Anthropornis Grandis.
“A partir del análisis de sus inserciones musculares y de los movimientos que podría haber hecho, se estima que este animal habría usado su largo pico para arponear a sus presas, atravesándolas”, explicó Acosta Hospitaleche.
“No solo describimos los restos encontrados, sino que también realizamos estudios paleoneurológicos para ver qué áreas del cerebro de este animal tenían un mayor desarrollo proporcional y, por lo tanto, qué habilidades habría tenido más desarrolladas”, indicó la científica.
El ejemplar de pingüino más grande del que se tenga registro fue descrito por Acosta Hospitaleche en 2010 cuando se analizaron fósiles de una especie que podía alcanzar 2.30 metros de talla y que, según científicos, habitó la costa este de la Isla Marambio, en el mar de Weddell, durante el Eoceno medio.
El nombre de esta bestia gigante significa hombre-pájaro, según informó el sitio Agencia CTYS.
Si bien en 1905 solo se conocían restos muy aislados, “ya veían que sus huesos eran mucho más grandes que los pingüinos actuales y que podían tener un tamaño semejante a una persona”, relató Acosta quien es la autora principal del estudio publicado recientemente en la revista científica Comptes Rendus Palevol.
La publicación de la Agencia CTYS añade que previamente se habían encontrado cráneos aislados de pingüinos gigantes en la Antártida, pero no se les había podido asignar a una especie.
En esta oportunidad, se pudo reconocer que dicho cráneo y mandíbula pertenecían a un Anthropornis por las características del tarso y metatarso de su pata izquierda.
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Acosta agregó: “Es la primera vez que se logra identificar un cráneo a una especie en la Antártida, por lo que es un punto de partida y nos da un parámetro comparativo para los demás materiales”.
El cráneo y demás restos del Anthropornis grandis fueron hallados en la isla Marambio durante la campaña antártica del IAA de 2014 🐧❄️. Del estudio también participaron las doctoras Nadia Haidr de FML-CONICET, Ariana Carabajal del INIBIOMA-CONICET y Marcelo reguero del IAA pic.twitter.com/yM2ol0lODQ
— Agencia CTyS (@CTyS_UNLaM) November 13, 2019
Acosta afirmó que, para lograr una mayor precisión en el análisis, también se han hecho estudios de retrodeformación, por lo que escanearon tridimensionalmente los fósiles en el Museo de La Plata, para posteriormente revertir la deformación que han sufrido estos materiales desde que falleció el espécimen hace 35 millones de años.
Montaje en el que puede observarse a la Dra. Acosta Hospitaleche junto al enano Aprosdokitos mikrotero, al gigantesco Palaeeudyptes y al pingüino emperador actual. El Anthropornis grandis tendría una estatura semejante a la de la paleontóloga del MLP y CONICET 👩🦰🐧🐧🐧 pic.twitter.com/G8KkRmZ5pY
— Agencia CTyS (@CTyS_UNLaM) November 13, 2019
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