La oficina de prensa del Vaticano difundió el texto de Francisco para esta jornada y que lleva el título “No amemos de palabra sino con obras”.
Aunque el Papa ha hablado en muchas ocasiones del tema, se trata de la primera vez que emite un mensaje dedicado únicamente a la pobreza y en el que invitó no sólo a gestos aislados sino “a un verdadero encuentro con los pobres y dar lugar a un compartir que se convierta en un estilo de vida”.
Al respecto, indicó: “si deseamos ofrecer nuestra aportación efectiva al cambio de la historia, generando un desarrollo real, es necesario que escuchemos el grito de los pobres y nos comprometamos a sacarlos de su situación de marginación”.
“Estamos llamados, por lo tanto, a tender la mano a los pobres, a encontrarlos, a mirarlos a los ojos, a abrazarlos, para hacerles sentir el calor del amor que rompe el círculo de soledad”, instó.
Francisco, que instituyó esta jornada tras la celebración del Jubileo de la Misericordia, recordó que “la pobreza tiene el rostro de mujeres, hombres y niños explotados por viles intereses, pisoteados por la lógica perversa del poder y el dinero”.
“No pensemos sólo en los pobres como los destinatarios de una buena obra de voluntariado para hacer una vez a la semana, y menos aún de gestos improvisados de buena voluntad para tranquilizar la conciencia”.
“Qué lista inacabable y cruel nos resulta cuando consideramos la pobreza como fruto de la injusticia social, la miseria moral, la codicia de unos pocos y la indiferencia generalizada”, agregó.
Denunció que cada vez más “la riqueza descarada que se acumula en las manos de unos pocos privilegiados, con frecuencia acompañada de la ilegalidad y la explotación ofensiva de la dignidad humana, escandaliza la propagación de la pobreza en grandes sectores de la sociedad entera”.
Y ante este escenario, agregó el Pontífice, “no se puede permanecer inactivos, ni tampoco resignados”.
Por ello, llamó a rebelarse ante una “pobreza que inhibe el espíritu de iniciativa de muchos jóvenes, impidiéndoles encontrar un trabajo; a la pobreza que adormece el sentido de responsabilidad e induce a preferir la delegación y la búsqueda de favoritismos”.
Para la preparación de esta Jornada Mundial de la Pobreza, que se celebrará en todas las comunidades católicas el 19 de noviembre, Francisco pidió “organizar diversos momentos de encuentro y de amistad, de solidaridad y de ayuda concreta”.
“Los pobres no son un problema, sino un recurso al cual acudir para acoger y vivir la esencia del Evangelio”, aseguró el Pontífice.
Puso como ejemplo la posibilidad de invitar “a los pobres y a los voluntarios a participar juntos en la Eucaristía de ese domingo”.
“En ese domingo, si en nuestro vecindario viven pobres que solicitan protección y ayuda, acerquémonos a ellos: será el momento propicio para encontrar al Dios que buscamos”, añadió.
Concluyó desando que “esa nueva Jornada Mundial se convierta para nuestra conciencia creyente en un fuerte llamamiento, de modo que estemos cada vez más convencidos de que compartir con los pobres nos permite entender el Evangelio en su verdad más profunda”.