Los 32 ministros, que representan a las tres regiones libias de Barka, Fezzan y Trípoli, deben recibir ahora la aprobación del parlamento reconocido por la comunidad internacional con sede en la ciudad de Tobruk, según un comunicado del Consejo Presidencial citado por medios locales.
En la nota se indica que la cartera de Defensa vuelve a Al Mehdi Ibrahim al Burguthi, que representa la parte este del país, y la de Interior a Al Aref Saleh Juya, por la parte del oeste.
De Asuntos Exteriores se hará cargo Marwan Buseruil, mientras que Cooperación Internacional la asumirá Mahmud al Mahyub.
Al frente del ministerio de Petróleo se nombró a Jalifa Rayeb al Sadek y del de Justicia a Abdeselam al Yenidi, sin que dieran detalles sobre la distribución del resto de los ministerios según la parte del país que representan.
Por su parte, Al Serraj, tiene un mes de plazo para nombrar a los directores de los principales organismos, como el Banco Central de Libia o la autoridad anticorrupción, así como a los responsables del Ejército.
Asimismo, el Gobierno deberá instalarse en la capital libia, Trípoli, que está desde hace más de un año bajo el control de un ejecutivo y un parlamento no reconocidos por la comunidad internacional.
Este mismo gobierno -de Tripoli- amenazó este fin de semana con arrestar a cualquier miembro de las fuerzas de seguridad del Consejo Presidencial que pise la capital.
El acuerdo firmado el pasado 17 de diciembre por los representantes de las dos facciones libias encomendó al Consejo Presidencial de nueve miembros la misión de designar en un plazo de un mes un gobierno de unidad nacional que el Consejo de Seguridad de la ONU deberá apoyar con la aprobación de una resolución.
Largo camino
Un largo trayecto de más de un año de negociaciones durante el cual el antiguo enviado de la ONU para Libia, el español Bernardino León, dejó su puesto, en el que fue reemplazado por el alemán Martin Kobler.
Kobler expresó su satisfacción con la formación del ejecutivo de unidad y lo consideró “un importante paso adelante para poner fin a las divisiones políticas y los conflictos armados” en Libia.
“Esta es una excelente oportunidad para que los libios se unan para construir su país. La formación del Gobierno de unidad nacional es un importante paso en el camino hacia la paz y la estabilidad en Libia. Felicito al pueblo libio”, dijo Kobler en un comunicado difundido en la pagina web de la Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia (UNSMIL).
32 personas tomarán las riendas de Libia.
Libia es un Estado fallido, víctima de la guerra civil y el caos, desde que en 2011 la comunidad internacional apoyara militarmente el alzamiento rebelde contra la dictadura del coronel Muamar al Gadafi.
Desde las últimas elecciones, el poder está dividido entre Tobruk y Trípoli, gobiernos a los que apoyan distintos grupos islamistas, señores de la guerra, líderes tribales y contrabandistas de armas, petróleo, personas y drogas.
Del enfrentamiento se aprovechan grupos yihadistas vinculados con el Estado Islámico (EI) y a Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), que han ganado terreno y extendido su influencia al resto del norte de África.