“Reafirmamos nuestro apoyo a la soberanía de Libia, su integridad territorial y unidad”, afirma el comunicado difundido por el Departamento de Estado de EE. UU., país que organizó la conferencia, junto a Italia.
El líder del Gobierno de unidad libio designado por la ONU, Mohamad Fayez al Serraj, que desde marzo intenta asentar su autoridad en el país, solicitó a las potencias asistencia para luchar contra los yihadistas y exenciones al embargo de armas actualmente en vigor.
La propuesta ha sido bien recibida por las potencias, que se han mostrado “dispuestas a responder a la petición del Gobierno libio para entrenar y equipar sus fuerzas” y a fijar “exenciones” al embargo.
El secretario de Estado de EE. UU., John Kerry, indicó al final del encuentro que “la comunidad internacional va a apoyar la exención al embargo de armas del Consejo de Seguridad (de la ONU) para adquirir armas y munición” para luchar contra el EI.
Francia, Alemania o Italia han advertido de que la inestabilidad en Libia y el auge del EI en una situación de vacío de poder suponen también una amenaza directa para Europa.
Al Serraj insistió en que lo que se está solicitando es apoyo pero no una intervención de fuerzas extranjeras.
“Pedimos a la comunidad internacional que nos asista, no hablamos de intervención sino de asistencia”, declaró.
Kerry matizó que no se trata de levantar las limitaciones a la importación de armas sino de aplicar excepciones.
De hecho, el jefe de la diplomacia estadounidense indicó que será necesario controlar que las armas no lleguen a ningún grupo que no sea el Gobierno de unidad. “Es un equilibrio delicado”, reconoció Kerry.
“Si hay un Gobierno legítimo y está luchando contra el terrorismo, no debería ser prisionero o víctima del embargo de armas”, subrayó el jefe de la diplomacia estadounidense.
Todos los participantes en la reunión respaldaron al gabinete de unidad libio para lograr estabilidad y evitar que los yihadistas sigan ganando terreno gracias al vacío de poder.
Algunos países, como Italia, también han destacado que apoyar al Gobierno de unidad libio para que se asiente en el país permitirá a la comunidad internacional contar con un socio con el que afrontar otros desafíos, como la inmigración ilegal.
“Con estabilidad (en Libia) podemos luchar contra el terrorismo y afrontar el problema de la inmigración”, declaró a la prensa el ministro de exteriores italiano, Paolo Gentiloni.
El responsable alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, también destacó la necesidad de evitar que en el Mediterráneo se extienda un vacío legal y la necesidad de controlar la migración ilegal.
Estas preocupaciones tiene su reflejo en el comunicado final, en el que se menciona la cooperación con el Gobierno de unidad libio para afrontar las amenazas en el Mediterráneo, incluidas “todas las formas de contrabando y tráfico, incluido el de personas” y se indica que la Unión Europea capacitará a los guardacostas del país.
Al Serraj señaló que la situación en Libia es muy mala e incluye una crisis humanitaria, el desplazamiento de población y el terrorismo, y señaló la necesidad de combatir esos problemas para evitar que afecten a otros países.
Por ejemplo, indicó que la ayuda internacional en materia de seguridad es esencial para proteger las fronteras y evitar la inmigración ilegal.
La designación el pasado diciembre de un Gobierno de unidad no ha terminado con las dualidad institucional que dividía al país por la existencia de dos Parlamentos que no se reconocen.
Por un lado está el Parlamento de Trípoli, considerado rebelde, y otro en Tobruk, reconocido por la comunidad internacional, que no ha reconocido aún al Gobierno de unidad designado por la ONU.
Kerry pidió al Parlamento de Tobruk que reconozca al Gobierno de unidad nacional, al que definió cómo “el único instrumento para lograr la estabilidad en el país”.
De esta situación de desgobierno y división han sacado provecho grupos radicales como el EI – que en el último año ha ampliado el territorio bajo su control y han conquistado incluso ciudades costeras como Sirte- o Al Qaeda en el Magreb Islámico.
La expansión de estos grupos yihadistas en Libia supone una gran preocupación para Europa, dada su cercanía geográfica y la riqueza petrolera de Libia.