Hasta el mediodía habían salido 25 autobuses del campamento, con alrededor de mil 200 refugiados de los cerca de ocho mil 500 que había la pasada noche, informó un portavoz gubernamental.
Según indicó un portavoz de la Policía, la operación continuará el martes mientras haya personas listas para subirse al autobús.
“No hay un objetivo fijo de traslados para cada día, la meta es llevarse a un máximo posible todos los días”, añadió.
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“Nuestro objetivo es trasladar a todos los que consigan empaquetar sus pertenencias hoy”, explicó, por su parte, el portavoz del Gobierno para asuntos de refugiados, Yorgos Kyritsis.
En los últimos días ya habían sido trasladadas a estructuras organizadas unas dos mil 500 personas.
Antes de subirse a los autobuses los refugiados han sido separados por nacionalidades y por etnias.
Los traslados del martes se hicieron a instalaciones en Sindos y Derveni, ambos en las cercanías de Salónica, en el norte de Grecia.
Se trata de dos de los siete nuevos centros de acogida que ha preparado o está ultimando el Gobierno con vistas a dar cabida a todos los refugiados de Idomeni, que a primeras horas de la mañana todavía acogía a cerca de ocho mil 500 personas.
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En los centros nuevos hay una capacidad de acogida total para más de ocho mil personas.
Rodeados por unos 400 policías, fuerzas regulares y antidisturbios, los refugiados fueron recogiendo sus pertenencias y formando colas ante los autocares, que iban llegando y saliendo a medida que se llenaban.
La policía había obligado ya por la noche a los medios y a los voluntarios que se encontraban en el lugar a abandonar el campamento, y tan solo permitieron a la cadena de televisión pública ERT y a la agencia de noticias griega AMNA a permanecer allí para informar sobre el curso del desalojo.
Algunos informadores aseguraron en las redes sociales que lograron esconderse en las tiendas de campaña de los refugiados para eludir la prohibición policial de continuar en el campamento.
Según informó Vicky Markolefa, portavoz de Médicos Sin Fronteras en Idomeni, hasta el momento la operación se está desarrollando con calma.
“Parece que la gente está aliviada con la evacuación”, señaló Markolefa, quien explicó que las autoridades pidieron a la oenegé reducir su presencia en el campamento, por lo que en estos momentos tan solo quedan ocho voluntarios en la clínica de campaña que tienen establecida allí.
La portavoz explicó que no han recibido informaciones precisas sobre el tiempo que durará la operación, pero que espera que hasta que concluya puedan volver el resto de compañeros que tuvieron que marcharse esta mañana, para poder atender las necesidades de la gente que sigue allí.
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Idomeni se había convertido en los últimos meses en el destino final de los miles de migrantes y refugiados que llegaron a Grecia de tránsito hacia el norte de Europa.
El 9 de marzo las fronteras quedaron selladas a cal y canto, pero ya el pasado noviembre, la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM) había empezado a hacer una criba diferenciando entre los que calificaba de antemano como migrantes económicos, por ejemplo paquistaníes, iraníes o magrebíes, de los que en ese momento eran considerados como refugiados, es decir, sirios, iraquíes y afganos.
En los meses posteriores fue limitando cada vez más la entrada, excluyendo a afganos primero, y a todos los que no tuvieran los papeles en regla, incluidos sirios, en los días que precedieron al cierre definitivo.