“Los próximos seis meses representan una etapa importante no sólo para Grecia, que sale de una crisis soportada por el pueblo griego a través de difíciles sacrificios, sino también para la Unión en su conjunto de cara a las elecciones europeas del mes de mayo”, recordó el jefe de los socialistas del Pasok, socio de gobierno del conservador Antonis Samaras.
El inicio de esta presidencia tendrá lugar el 8 de enero con la reunión en Atenas de los 28 comisarios europeos.
Grecia se encuentra volcada desde hace semanas en esta presidencia, considerada como la ocasión de reconquistar el prestigio perdido durante la crisis de la deuda, a finales de 2009, que desestabilizó la eurozona.
La entrada en 2014 de la eurozona contó con la adhesión de un 18º miembro, Letonia. Esta ampliación es vista por Brusela como un mensaje de aliento.
“Grecia volverá a los mercados y será nuevamente un país normal”, aseguró el primer ministro griego en su mensaje de fin de año. Samaras prometió también que 2014 marcaría el final de las ayudas de la UE y del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El gobierno griego prevé un ligero crecimiento del 0,6% en 2014, tras seis años de recesión.
Continúa tutela de la troika
No obstante, el país, a la cabeza de la UE hasta el verano, permanecerá bajo tutela de la troika (UE, BCE y FMI), que supervisa la puesta en marcha de las reformas estructurales del país.
La troika volverá a Atenas a mediados de enero para continuar su auditoría del plan de rescate. Al final de esta auditoría, en julio de 2014, se conocerá si Grecia necesita un tercer plan de ayudas.
Durante ese tiempo, Atenas se fijó una ambiciosa hoja de rota para su presidencia de la UE: crecimiento, empleo, aplicación de la unión bancaria, inmigración y política marítima.
El primer ministro Samaras irá a Estrasburgo (Francia) el 16 de enero para presentar ante el parlamento europeo las prioridades de la presidencia. La capital griega acogerá catorce reuniones ministeriales europeas hasta el mes de julio.
Atenas contará en la práctica con menos de seis meses para llevar a cabo su programa a causa de las elecciones europeas previstas entre el 22 y el 25 de mayo. Estos comicios pueden representar un aumento de los euroescépticos de todas las tendencias, alentados por las consecuencias sociales de la crisis.
La polémica en Reino Unido y Alemania suscitada por el levantamiento este miércoles de las últimas restricciones de acceso al mercado de trabajo de la UE para rumanos y búlgaros ilustra esta tensión.