Las atrocidades se remontaban a febrero del 2015 e incluían decapitaciones de docenas de vecinos acusados de espionaje por los milicianos
El grupo EI se hizo un hueco en Libia en medio del caos que envuelve al país, dividido entre gobiernos rivales y un mosaico de milicias.
El reporte de la organización, con sede en Nueva York, también documenta casos de “crucifixiones” y latigazos a hombres por fumar o escuchar música.
El informe se basa en entrevistas de HRW con 45 residentes de Sirte, realizadas en marzo del año pasado.
#ISIS terrorizes population from Libyan stronghold. Executions for sorcery & “insulting God” https://t.co/GxWaOKhDcd pic.twitter.com/nDKyohhYXy
— Human Rights Watch (@hrw) May 18, 2016
Los entrevistados estaban entre los dos tercios de residentes que han huido de la localidad, donde antes vivían 80 mil personas, desde que fue tomada por el grupo EI.
“Aunque la atención del mundo se centra en las atrocidades en Siria e Irak, ISIS también asesina impunemente en Libia”, afirmó Letta Tayler, investigadora de terrorismo y antiterrorismo en HRW, empleando otro acrónimo para referirse al grupo EI.
Expertos militares estadounidenses estimaron en abril que el grupo extremista tiene hasta seis mil combatientes en Libia.
Sin embargo, fuentes de inteligencia militar libias dijeron a HRW que la cifra no supera los dos mil y el 70% son extranjeros.
Otras estimaciones de analistas de seguridad en Libia barajan una cifra de unos tres mil combatientes del grupo armado en el país.
En su administración de la ciudad, dijo HRW, el grupo EI ha entregado a sus combatientes las viviendas y bienes incautados de los vecinos huidos. Los acusados de espionaje o hechicería fueron asesinados de forma brutal, señaló la organización humanitaria.
El informe se conoce apenas unos días después de que Estados Unidos y otros países occidentales expresaran su apoyo al recién gobierno recién formado en Libia al amparo de Naciones Unidas, señalando que proporcionarían al gobierno armas para hacer frente al grupo Estado Islámico.
Esa decisión ha planteado preocupaciones por la entrada de más armas en el país norteafricano, donde ya abundan.