“En (los departamentos de) Nariño, Cauca, Norte de Santander, Chocó, Meta y Guaviare han aparecido nuevas caras intentando apropiarse de las viejas prácticas criminales”, señala el informe.
En Tumaco, Nariño, el municipio colombiano con más cultivos de coca (al menos 17 mil hectáreas), se ha registrado casi una decena de asesinatos selectivos en las últimas semanas, que el fiscal general, Néstor Humberto Martínez, vincula a represalias del narcotráfico, agrega.
En Cauca, donde además de coca (base de la cocaína) hay cultivos de marihuana y amapola, han sido vistos supuestos emisarios de la temida banda clan del Golfo, en busca de contactos.
Igual sucede en otras zonas con actividades criminales, como la minería ilegal.
La posibilidad de que las llamadas “bacrim” (bandas criminales) y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional pasen a dominar territorios que durante décadas fueron controlados por las Farc es uno de los temas que genera preocupación luego de la firma de un acuerdo de paz con esa organización comunista.
En opinión del experto en conflictos Jorge Restrepo, es natural que grupos al margen de la ley traten de ampliar sus dominios al amparo del momento, pero “hay un temor exagerado, (pues) si la Fuerza Pública ejerce su control, no es fácil que emerjan otros grupos”.
El presidente Juan Manuel Santos reconoció que existe el riesgo, pero aseguró que el Gobierno está en capacidad de controlarlo.
“Estamos encima de ese problema porque sabemos que es uno de los grandes retos”, dijo Santos recientemente. Palabras parecidas han tenido los comandantes del Ejército, Alberto Mejía, y la Policía, Jorge Hernando Nieto.
Si el domingo los colombianos aprueban en un referendo los acuerdos firmados con las Farc, tal como sugieren los sondeos, los guerrilleros de ese grupo se concentrarán en 27 puntos del país mientras se decide qué hace la Justicia en cada caso.
Las Farc, lluego de 52 años de guerra, tienen fuerte influencia en varias zonas y en algunos casos han sido una contención para las “bacrim”, nacidas en gran parte de paramilitares ultraderechistas que abandonaron su careta política para asumir la delincuencia común.