Sakara era pastor de una iglesia en Sion, en Chidiza, Zambia y tres integrantes de su congregación lo ayudaron en su promesa y lo enterraron vivo.
Los tres integrantes de su Iglesia cavaron una tumba poco profunda, ataron las manos de Sakara y lo enterraron vivo. Sin embargo, el religioso murió y no cumplió su promesa de resucitar al tercer día.
Según informes oficiales, varios miembros de la iglesia intentaron resucitar a Sakara tras una serie de ejercicios espirituales. Sin embargo, el líder religioso no mostró signos vitales.
Se reveló que previo a ser enterrado, Sakara citó las escrituras y utilizó las palabras de Jesús dijo a sus discípulos “hagan esto en memoria mía”, al referirse a la resurrección. Además, el joven pastor enlutó a su esposa, quien se encuentra embarazada, y dejó a varios feligreses confundidos por lo ocurrido.
De acuerdo con las publicaciones de medios internacionales, uno de los hombres que participó en el entierro, se entregó a la justicia, mientras que los otros dos son buscados por las autoridades locales.