Fabio Lobo, de 46 años, detenido en Haití en mayo del 2015 y encarcelado en Nueva York desde entonces, enfrentaba una sentencia de entre 10 años y cadena perpetua. La fiscalía pedía un mínimo de 30 años de prisión.
“Me equivoqué como ser humano (...). Presento mis disculpas por mi error. Suplico a usted una pena mínima para poder regresar pronto a casa con mis hijas de 5, 13 y 19 años. Ellas necesitan a su padre”, dijo llorando, en español, Fabio Lobo.
Entró a la corte sonriendo, pero antes de ser sentenciado, el acusado se puso de pie y en lágrimas recordó que se había declarado culpable y apeló a la misericordia de la jueza.
“Me equivoqué como ser humano (…). Presento mis disculpas por mi error. Suplico a usted una pena mínima para poder regresar pronto a casa con mis hijas de 5, 13 y 19 años. Ellas necesitan a su padre”, dijo llorando, en español.
El acusado, vestido de traje de presidiario azul, bajó la cabeza al escuchar la sentencia.
Su abogado anunció la apelación inmediata en los próximos 14 días.
“La sentencia es extraordinariamente alta. No es justo”, dijo a periodistas el abogado Manuel Retureta, criticando a la fiscalía y su único testigo en el caso, Devis Leonel Rivera Madariaga, el exjefe del cártel de la droga Los Cachiros, también preso en Estados Unidos.
La jueza quiso hablar a la esposa de Fabio Lobo, presente en la corte, tras dictar su sentencia, y le pidió que se pusiera de pie para escuchar.
“Lamento esta desgracia que le ha ocurrido. Espero que entienda que el problema de la droga en este país es un flagelo terrible para muchísima gente” y su esposo “debe pagar por este terrible error”, le dijo Schofield.
La sentencia, dijo, busca enviar un mensaje “con efecto disuasivo” a otras personas en posiciones de poder que quieran traficar droga a Estados Unidos.