Mario Martielli pagó una millonaria fianza para no ir preso.
Su hermano Ricardo no consiguió que este lunes sus abogados echaran por tierra el proceso que le sigue la Corte Suprema de Justicia por peculado en la compra de comida deshidratada por más de 40 millones de dólares para las escuelas públicas en el quinquenio pasado.
El gobierno de “los locos somos más”, como popularmente el mismo Martinelli lo proclamó en campaña, que llegó al poder con más del 60 % de los votos válidos, ve ahora como se acrecientan los casos judiciales en su contra, que juntos superan los 1 mil 200 millones de dólares en supuesto peculado y tienen subiendo y bajando escaleras y en prisión, domiciliaria o carcelaria, a varios de su “círculo cero” .
Llevar a Martinelli al estrado lo convertirá en el primer exmandatario panameño en dar cuentas a la justicia por corrupción desde que se instauró la democracia en Panamá en 1989.
A pocas semanas de cumplir su primer año de mandato, el presidente panameño, Juan Carlos Varela, mantiene su posición de tomar distancia de los procesos judiciales en contra de su predecesor, del que fue su vicepresidente, con el que rompió en noviembre del 2011 luego que Martinelli lo despidiera, vía twitter, de la Cancillería.
“Yo estoy preocupado por servir a mi país, él (Martinelli) que se preocupe de defenderse con sus abogados ante la justicia” , afirmó con cierto tono de desdén Varela al ser preguntado por el proceso que se le sigue a su antiguo aliado en el tribunal supremo.
Mientras tanto, el exgobernante se mantiene en Miami (EE.UU.) , a donde llegó luego de pasar por Guatemala el 28 de enero pasado a una reunión del Parlamento Centroamericano (Parlacen) , del que forma parte.
“El volverá a Panamá cuando tenga que volver y existan las garantías” , dijo escuetamente el presidente encargado del partido Cambio Democrático (CD) de Martinelli, Rómulo Roux.
Parece que se les olvidó la actitud agresiva del exgobernante, quien luego de la aparatosa derrota de mayo de 2014 de su candidato José Domingo “Mimito” Arias, se golpeaba el pecho gritando “péguenme a mi, que yo soy un hombre” , al trascender los primeros casos de corrupción que el gobierno de Varela iba a investigar.
De esa cuenta, al día de hoy cuatro ministros de Martinelli están en la mira de la justicia, dos en prisión preventiva: Guillermo Ferrufino (Desarrollo Social) y Frank de Lima (Economía y Finanzas) y dos con casa o país por cárcel: Lucy Molinar (Educación) y José Suárez (Obras Públicas) , por otros casos de corrupción.
Dos exjefes del Consejo de Seguridad Nacional, Gustavo Pérez y Alejandro Garuz, están presos en la misma cárcel del exgeneral Manuel Antonio Noriega, de El Renacer, lo mismo que el exjefe del Programa de Ayuda Nacional (PAN) Rafael Guardia, considerado el “cantante” de todos los supuestos latrocinios que cometió el gobierno anterior a través de esa institución de ayuda social.
Además, Giacomo Tamburelli, otro exdirector del PAN, está en casa por cárcel y es quien con sus declaraciones sobre el caso de comida deshidratada tiene a Martinelli bajo investigación.
El juez de garantías del caso contra Martinelli, Jerónimo Mejía, fue claro el lunes en la audiencia de control, que “se abstenía” de pronunciarse sobre la petición de la defensa de no iniciar el proceso porque no correspondía hacerlo bajo el sistema penal acusatorio.
“Ya tomé mi decisión, me abstengo en esa y cualquier otra petición en ese sentido, porque no estamos en la etapa procesal intermedia” , fue categórico Mejía, por lo que la defensa, encabezada por el exprocurador Rogelio Cruz, se guardó las otras 13 peticiones que tenía en ese sentido y el proceso seguirá.
El sistema penal acusatorio busca que las causas se lleven con el debido respeto a los derechos del imputado, pero también vela porque los abogados o fiscales no usen tácticas dilatorias para evitar el procesamiento.
Eso le da dos meses al magistrado fiscal, Oyden Ortega, para reunir las pruebas y presentar la formulación de cargos contra el multimillonario Ricardo Martinelli, el gran impulsor de obras de infraestructura en Panamá que ha cedido su partido y su cadena de supermercados, para refugiarse en Miami, quizá recordando sus palabras “se puede meter la pata, no las manos” en el erario.