Unos US$80 mil millones anuales se perdieron en esos países como resultado de la reducción de la producción de cultivos y de ganado, siendo mayores los daños en aquellos lugares más dependientes de la agricultura, según el informe, publicado en las vísperas de la Cumbre del Clima de París.
El daño económico global -incluyendo otros sectores además de la agricultura y todo tipo de desastres naturales- se cuantificó en US$1.5 billones, mientras que la media anual del número de desastres se duplicó desde 1980.
Asia concentró alrededor del 60% de las pérdidas totales.
En África, las pérdidas ascendieron a más de US$14 millones.
América Latina y el Caribe perdieron unos US$11 mil millones.
El país más afectado de la región fue Brasil, tras las inundaciones del 2009.
Por regiones, Asia concentró alrededor del 60% de las pérdidas totales estimadas en esa década en los países en desarrollo (unos US$48 mil millones) , sobre todo por el efecto de las inundaciones en países como la India, Filipinas o Pakistán.
África
En África, las pérdidas ascendieron a más de US$14 mil millones, principalmente por el efecto de las sequías, amenazando la disponibilidad de alimentos y la marcha de las economías en general de los países subsaharianos.
América Latina y el Caribe perdieron unos US$11 mil millones en términos de producción agrícola, en un 55% de los casos a raíz de inundaciones y en menor medida por sequías y tormentas.
Según el estudio, el país más afectado de la región fue Brasil, tras las inundaciones de el 2009 en el noreste del país, aunque también sufrieron daños significativos Colombia, México y Paraguay debido a diferentes desastres naturales.
Solo tres grandes desastres se produjeron en Oriente Próximo en ese periodo, aunque la zona fue la más afectada en términos relativos y tuvo unas pérdidas globales de US$7 millones, concentradas en su mayoría tras la sequía del 2008 en Siria.
La FAO detalló que en términos de producción se perdieron en general 333 millones de toneladas de cereales, legumbres, carne, leche y otros productos básicos, de las cuales más de un tercio correspondieron a cereales.
La caída de la producción agrícola tras los desastres llevó a un aumento de las importaciones de alimentos por valor de US$33 millones, según el informe.
Para hacer frente a esos fenómenos, la agencia de la ONU llamó a mejorar los sistemas de información sobre el impacto de los desastres en la agricultura y a aumentar la capacidad de adaptación y mitigación de los efectos con una mayor inversión en el sector.
