Con su chaqueta y su sombrero hechos a medida, se sentaba tranquila en el control de billetes, recibiendo y despidiendo a los pasajeros.
No tardó en atraer turistas y ganar fama internacional, lo que ayudó a la empresa de tren y a la economía local.
Tama murió de fallo cardíaco el 22 de junio. Durante su funeral sintoísta en la estación donde vivía, la gata fue homenajeada como diosa.
El presidente de Wakayama Electric Railway, Mitsunobu Kojima, dio las gracias al felino por sus logros, y dijo que sería incorporada a un santuario de gatos cercano el mes próximo.