Ajeno a la política tradicional, a la que despectivamente se refiere como “la casta”, Milei juró su cargo ante el Parlamento, en medio de aplausos y gritos de “¡libertad, libertad!”.
“Juro por Dios y por la patria sobre estos santos evangelios”, recitó Milei, siguiendo el protocolo usual. Luego recibió del presidente saliente, Alberto Fernández, la banda y el bastón de mando.
A su lado, la vicepresidenta, Victoria Villarruel, hizo el mismo juramento.
A las afueras del Congreso, miles de personas se congregaron para celebrar su investidura. Vestidos con camisetas de la selección de fútbol y llevando banderas argentinas, esperaron su discurso en la plaza.
A la investidura de Milei acuden varios mandatarios latinoamericanos, como el chileno Gabriel Boric y el paraguayo Santiago Peña; y europeos, entre estos el ucraniano Volodimir Zelenski y el húngaro Viktor Orban, además del rey de España, Felipe VI.
“Hoy es una fiesta que merecemos todos, tenemos que dejar atrás la corrupción, esto se terminó. Pienso que de acá en más vamos a evolucionar. No creo que haya un gobierno peor de lo que hubo, con que esto funcione el 50% es suficiente. Le daré el tiempo que sea necesario”, dijo a la AFP Fabián Armilla, un empleado del poder judicial de 60 años.
Obligado a conciliar
Tercera economía de América Latina, Argentina registra una inflación anualizada de más de 140% y una tasa de pobreza superior a 40%. Para enfrentar esa crisis, Milei ofreció medidas drásticas en recorte del gasto público, reducción del Estado y liberalización en un país acostumbrado por años a subsidios y déficit fiscal.
“Creo que va a estar difícil los primeros años, ya él lo anticipó y por cómo está la situación del país, pero le tengo bastante fe”, comentó Federica Diggiano, una estudiante de 20 años que aguardó a las afueras del Parlamento.
La Libertad Avanza, el partido de extrema derecha de Milei, es apenas la tercera minoría en el Congreso, lo que le obliga a conciliar con las demás fuerzas políticas muchas de sus reformas.
“Hay un intento de expandir la coalición y ampliar un poco más el respaldo legislativo del gobierno. Pero todo esto tiene un precio. Si negocia, entonces tan anticasta no va a ser”, comentó a la AFP el politólogo Diego Reynoso.
“Prueba de fuego”
El mandatario tendrá, sin embargo, libertad para decidir una devaluación del peso y algunas medidas de reducción del gasto. La dolarización, un tema central de su campaña, quedó en suspenso a la espera de los primeros resultados de su plan económico.
“La primera prueba de fuego para el presidente será decidir si efectivamente va a cesar la emisión (de dinero) o si adopta una postura más pragmática y el objetivo de no emisión lo deja para más adelante”, comentó a la AFP el economista Víctor Beker, de la Universidad de Belgrano.
“Nos encontraríamos en una situación de precios al alza, sin dinero en los bolsillos de la gente. Habrá un choque entre las promesas y la realidad. Veremos qué resultado arroja”, añadió.
De un total de 18 ministerios del saliente gobierno de Alberto Fernández, el de Milei solamente dejará la mitad.
Luego de advertir que probablemente haya estanflación durante los primeros tiempos de su gobierno, Milei aseguró que mantendrá la asistencia social para los más necesitados.
Pero así como hay entusiasmo entre sus seguidores, otros se muestran preocupados por lo que vendrá. “Creo que va a seguir la inflación, quizás peor que antes. Nada bueno veo en el futuro“, dijo cerca del Congreso Martina Soto, una mujer de 66 años.