El mismo jurado declaró a Garrard culpable de asesinato la semana pasada por la muerte en febrero de 2012 de su nieta, Savannah Hardin, de 9 años.
Los fiscales dijeron a los jurados que la mujer merece morir por obligar a su nieta a correr durante horas por mentir sobre unos caramelos, después de las cuales se desplomó y falleció días más tarde en un hospital.
La defensa pidió clemencia, alegando que Savannah —la nieta— quería mucho a su abuela y no hubiese querido que la ejecutaran, no obstante, la madre de la niña, Heather Walker, dijo que la abuela no merece vivir tras ser declarada culpable de obligarla a correr hasta matarla.
Walker dijo en el momento que subió al estrado que que Garrard no ha mostrado suficiente remordimiento por la muerte de Savannah y reiteró que no se le debe perdonar la vida. Durante la intervención de Walker, buena parte de la cual no se entendió porque lloraba, Garrard no mostró emoción alguna.