La fisura se ha extendido unos 60 kilómetros desde enero del año pasado y otros 20 desde este enero, y tiene ya unos 175 kilómetros de longitud.
“Cuando el iceberg se separe definitivamente de la barrera de hielo, será uno de los mayores nunca registrados, aunque es difícil pronosticar cuándo sucederá”, indicó la agencia en un comunicado, según el cual la plataforma, de 350 metros de grosor, se encuentra unida “apenas por un hilo a la península”.
La ESA apuntó que las barreras colindantes, Larsen A y Larsen B experimentaron un proceso similar, con fragmentaciones espectaculares en 1995 y el 2002, respectivamente”.
Esos “diques” están conectados con los glaciares y las corrientes de hielo en tierra firme, por lo que desempeñan un importante papel como muros de contención del hielo que se desplaza hacia el mar y consiguen frenarlo eficazmente.
- La secuencia muestra cuánto ha crecido la grieta desde el 2016 a la fechahttps://twitter.com/ESA_EO/status/825989673218609152
Las barreras de hielo son grandes placas heladas que flotan en el océano, alimentadas por los glaciares a los que están unidas. “El iceberg pende de un hilo”, afirma Adrian Luckman, director del Proyecto Midas de la universidad británica de Swansea, que está estudiando el proceso.
Las imágenes vía satélite muestran una grieta de unos 175 kilómetros de longitud en la barrera Larsen C. Faltan apenas 20 kilómetros para que el bloque de hielo se separe. “Es un proceso natural en las barreras de hielo”, explica la glacióloga Daniela Jansen, del instituto Alfred-Wegener de investigación polar y marina (AWI) en Bremerhaven (Alemania). “De lo contrario, estaría siempre creciendo”.
No obstante, los investigadores están alarmados, pues no se sabe con certeza si la separación actual es realmente un proceso normal o si la barrera de hielo seguirá retrocediendo a largo plazo, explica Jansen. En las últimas dos décadas, siete de las 12 barreras de hielo de la península Antártica se han desintegrado o reducido notablemente.
“Es casi seguro que está relacionado con el calentamiento global”, señala la glacióloga. Los expertos creen que el agua del deshielo de la superficie desestabiliza la barrera. El problema, apunta el investigador del AWI Olaf Eisen, es que los datos disponibles se remontan a apenas 40 años. “Pero es indiscutible que las temperaturas han aumentado claramente en las últimas décadas en la península Antártica, por lo que creemos que está relacionado y por tanto, no podemos descartarlo como causa”.
Cuando el iceberg se separe de la barrera, el frente de la Larsen C habrá retrocedido más que nunca. “Las proyecciones muestran que los extremos se mantendrán inestables a largo plazo y que pueden retroceder durante mucho tiempo”, apunta Jansen. Esto tendría como consecuencia algunos cambios a nivel geográfico. Con todo, sólo el futuro mostrará si las simulaciones por computador están en lo cierto.
A juzgar por la evolución de la Larsen B, parece que sí. En 2002 ya se desprendió un iceberg de la barrera y después, “el extremo siguió resquebrajándose, no se recuperó”, subraya la geóloga. Al reducirse las barreras, los glaciares pierden parte de su sostén. “Y cuanto más hielo se funde en el agua, más aumenta el nivel del mar”.
En cualquier caso, el tamaño del iceberg que se está formando en la Larsen C es de por sí algo especial. Por eso, Jansen sigue el proceso con expectación desde su PC. En el año 2000 se desprendió de la barrera de Ross un iceberg cuyo tamaño era el doble del actual y desde entonces no ha habido ninguno mayor.
El nuevo iceberg podría desplazarse miles de kilómetros. “Probablemente recorrerá la península Antártica hacia el norte y después girará hacia el este”, sostiene Jansen. En el pasado se vieron icebergs avanzando hacia la costa brasileña, aunque es probable que la masa de hielo acabe derritiéndose antes de las islas Georgia del Sur, 1.400 kilómetros al este de la costa argentina.
“Esto podría durar un año o más”, señala la geóloga. “El iceberg seguramente se mantendrá relativamente estable en lugar de desintegrarse en varios bloques de hielo”, añade. Y su posición sería fácil de localizar vía satélite, por lo que se podría alertar a los barcos, añade.