Internacional

La Biblia compite con el Corán en San Cristóbal las Casas

Ataviado con una túnica blanca Yahia, un indígena tzotzil dirige el rezo islámico. Es el imán de la comunidad musulmana Al Kausar de San Cristóbal de las Casas, ciudad donde estará el papa Francisco en su visita a México.

Muchos tzotziles que viven en colonias marginales de esa localidad del estado de Chiapas, en el sur del país azteca, se han convertido al islam en las últimas dos décadas y ahora hay cuatro mezquitas de diferentes corrientes.

Pascuala Gómez Hernández, conocida con su nombre musulmán como Sharifa, tiene 42 años y abrazó esa fe hace 18 años. Forma parte de la comunidad Ahmadia.

“Primero sentí un poco raro, pero cuando entendí y comprendí que el Corán nos lleva a la fuente de paz, decidí quedarme”, cuenta.

Chiapas, con unos cinco millones de habitantes, es el estado con menor porcentaje de católicos en México, un 58.3 por ciento frente al 83 por ciento nacional. Hay varias expresiones evangélicas y el islam tenía 110 adeptos en el 2010, según el instituto de estadísticas.

Los indígenas musulmanes, hombres, mujeres y niños, caminan entre calles llenas de polvo para dirigirse a sus respectivas mezquitas de las comunidades Tari Kasufi, Kasufi, Al Kausar y Ahmadia para adorar a Alá.

Ibrahim Chechev, imán de la comunidad Ahmadia, asentada en la colonia Nueva Esperanza en la periferia de San Cristóbal, relata que el islam llegó a los tzotziles a través de Aureliano Pérez, el emir Mohammed Nafia.

“Me uní al islam sin saber de qué se trataba, pero me gustó lo que vi y escuché”, relató Chechev, cuyo nombre verdadero es Anastasio Gómez.

Dos españoles originarios de Granada, Pérez y Esteban López Moreno, establecieron en 1995 la primera comunidad musulmana y lograron captar a indígenas tzotziles después del alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Los convertidos formaban parte de un grupo de 35 mil indígenas expulsados de la población de San Juan Chamula porque, en su momento, se habían hecho protestantes.

De 1965 a 1985 indígenas evangélicos fueron expulsados violentamente de esa localidad, 10 kilómetros al norte de San Cristóbal, por dejar la religión católica tradicionalista, una mezcla de catolicismo y rituales mayas impuesta por los caciques.

Chechev, que estuvo casi cinco años en Granada estudiando y aprendiendo árabe, dijo que ya se está trabajando en la redacción de primer libro sagrado del Corán en tzotzil.

Para las cinco oraciones del día las mujeres deben vestir faldas largas hasta los tobillos, blusa con mangas que cubran las muñecas de las manos y un velo en la cabeza.

“Si llegamos de minifalda no es bueno para honrar a Alá”, explica entre risas Sharifa. El islam le ha permitido a su familia vivir mejor, cuenta la mujer. Su esposo y sus hijos no consumen aguardiente, un problema en muchas comunidades indígenas.

De oficio taxista, el imán Yahia de la comunidad Al Kausar, antes llamado Juan Gómez, comparte que al principio la comunidad islámica crecía aceleradamente, pero que surgieron diferencias con la corriente fundada por los españoles.

En el 2000  se separó y decidió crear su propio grupo. Primero oraban en una pequeña casa con muros de madera y techumbre de láminas, pero ahora tienen una mezquita de concreto en la empobrecida Colonia Molino de Los Arcos. Según asegura, ya hay unas 300 familias tzotziles musulmanas.

Los primeros nativos chamulas musulmanes fueron Domingo López Ángel y Salvador López, que de niños fueron expulsados de San Juan Chamula. Antes de convertirse al islam, López Ángel fue uno de los más importantes defensores de miles de indígenas evangélicos expulsados por motivos religiosos.

Para Chechev, el crecimiento del islam ha sido lento debido a que la gente los relaciona con grupos terroristas que han cometido atentados en el mundo y matado personas en nombre de dios. Pero “el islam no es para matar”, dice.

Los musulmanes han acogido de manera positiva la visita que hará el papa Francisco a San Cristóbal, en el marco de su visita del 12 al 17 de febrero a México.

“A los pueblos indígenas nos tienen en un segundo plano”, dijo Chechev, “pero gracias al papa Francisco el mundo entero verá que existimos y que en esa existencia estamos los indígenas de las comunidades musulmanas”.

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